Eduardo Cidrián y Natividad Ancín trabajan en la pescadería más antigua del segundo Ensanche de Pamplona, y casi la única del barrio junto a la pescadería Carmen en la calle Amaya que abrió en 2015, si exceptuamos las del mercado del Ensanche.
La pescadería Leza está situada en la calle San Fermín 69, casi en la esquina con la avenida de Galicia y al lado de la Plaza de los Fueros. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como la pescadería Guerendiáin que cerró hace un año o el bar Itziar que es famoso por sus fritos de gambas.
Eduardo Cidrián Solano tiene 48 años y es natural de Sesma. Lleva siete años en la pescadería que cogieron por traspaso a Ángel Leza, que abrió el negocio en 1975 y estuvo casi cuarenta años. "Nos va bien. Estamos vendiendo. No nos podemos quejar y estamos muy contentos".
Eduardo no iba para pescatero, ya que empezó a trabajar en la empresa TRW, pero su mujer Nuria ya tenía la pescadería Gastón en la calle Iturrama 37. "Somos Leza y Gastón", asegura Eduardo.
En cuanto a la antigüedad de la pescadería, señala: "Alguna queda por ahí, pero Leza es casi de las últimas pescaderías que quedan en el barrio. Estamos sobreviviendo en este negocio. Creo que en este mundo no solo hay que ser bueno, sino ser el mejor".
"A la gente hay que darle lo que quiere, y la gente quiere lo bueno. No te van a preguntar por el precio. Si ven que respondes con el género y con el trato se les queda un buen recuerdo para volver", explica Eduardo Cidrián.
En cuanto a los clientes: "Viene gente del barrio y de todo Pamplona. De todo hay. De Cizur, de los pueblos, de Mutilva. Muchos de la media luna, del ensanche. En cuanto al género, "ahora hay que buscarse más la vida. Hay que ir casi todos los días a Oiartzun o a San Juan de Luz".
Las ofertas de los grandes superficies les hacen daño: "Nos vamos quedando cuatro jóvenes. Guerendiáin cerró que era la bomba hace unos años. La gente se va a los super donde compran de todo y se olvidan", indica Eduardo.
Acerca de sus productos, indica: "Aquí tenemos todo salvaje salvo la trucha y el salmón que son de semipiscifactoría. La merluza es de Pasajes y el resto es de San Juan de Luz como la lubina, gallo, percebe gallego, angula de Aguinaga, el marisco cocido, etc".
En cuanto a su horario de trabajo, Eduardo afirma: "Me levanto todos los días a las 4 menos cuarto de la mañana, menos el domingo, hasta las cuatro y pico de la tarde y gestionando las dos pescaderías. Hay que dejar género en las dos y es un trabajo costoso, pero somos jóvenes y hay que sacar esto adelante".
En cuanto al relevo generacional, asegura: "Mis hijos de 21 y 18 años que estudien, que hagan lo que están haciendo y así nos jubilaremos nosotros. Si quisieran podría haber relevo perfectamente. Eso que vienen a ayudar todo lo que pueden. Les gustan los caprichos de marisco vivo, langosta o angulas, pero no el día a día".
Las perspectivas para la navidad son buenas: "Imagino que será como todos los años, a tope. La reina es la merluza, la lubina, el rodaballo y el besugo, y los calamares que están haciendo mucho acopio", concluye Eduardo Cidrián.
Natividad Ancín Machín lleva apenas un año ayudando a Eduardo en la pescadería. Cumple 61 años en diciembre y es natural en Lumbier "aunque vivo en Echauri". "El negocio va bien. Lo llevamos bien. Bandeamos a las clientas haciendo a veces de psicóloga y muy a gusto".
"El producto que ofrecemos es extraordinario. Es de foto. Da gusto verlo. No sé que les pasa a las pescaderías que son las únicas que cierran. Será porque el trabajo es más duro y Eduardo se tiene que buscar la vida", concluye Natividad.
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