• viernes, 06 de diciembre de 2024
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COMERCIO LOCAL

Virginia y Mari Carmen, la historia de la panadería más antigua de un barrio de Pamplona

"Más que clientes esto es como si fuera una familia grande. Es muy sacrificado y también es muy entretenido", aseguran.

La panadería de la Milagrosa en la calle Guelbenzu de Pamplona. Navarra.com
Virginia y su madre Mari Carmen en la panadería situada en la calle Guelbenzu de Pamplona. Navarra.com

La panadería más antigua de un barrio de Pamplona no tiene nombre en la fachada. O mejor dicho, mantiene el de siempre 'Pan Mina' que han preferido no tocar. Con el tiempo se ha transformado en una pequeña cafetería donde tomarse un café rápido para entrar en calor y con la televisión encendida para estar al tanto de las últimas noticias.

Está situada en la calle Guelbenzu 50 bajo, junto a la esquina con la avenida de Zaragoza en el barrio de la Milagrosa de la capital navarra. Está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local, como la tienda de manualidades de Javier Inchustael bar El Mochuelo con su espectacular pulpo y jamón asado.

Reunimos en la panadería a Mari Carmen Aizcorbe Ranera y a su hija Virginia Maquírriain Aizcorbe, que es la actual propietaria y la que mete todas las horas del mundo para sacar adelante su negocio. El marido de Mari Carmen, Félix Maquírriain Equiza, falleció con 53 años en 2001 y tiene dos hijos: Virginia y Richard.

Mari Carmen asegura: "Tengo 74 años y esta fue la primera panadería que se abrió en el barrio. Se vendía y yo la compré en 1987 cuando mis hijos tenían 13 o 14 años. Yo la reformé y estuve casi 40 años. Luego cuando mi hija se hizo moza me ayudaba los domingos y le gustaba mucho".

Mari Carmen es de Puente la Reina y se jubiló hace nueve años: "Ahora estoy disfrutando porque esto es durísimo. Hay que estar todo el día y todos los días del año, y nada mas entrar hay que sonreir y hay que estar todo el día sonriendo. Le dije a Virginia. Si quieres lo llevas tu y punto. Todo lo que saca es para ella.

De sus inicios, recuerda: "Yo estuve sola trabajando, que aquello era un jaleo de miedo. En las salidas de misa esto era todo cabezas y la gente se quedaba esperando fuera. Luego se reformó. Para el barrio era muy importante. Yo he estado super a gusto aquí".

En cuanto al nombre de la panadería, explica: "Esto era de Pan Mina. Estuve pensando en cambiar el nombre después de muchos años y ponerle mi apellido y el de mi marido, Maquírriain - Aizcorbe, pero al final por una cosa u otra no lo cambiamos. No sabes como acertar". 

Virginia tiene ahora 53 años: "Yo empecé a los 17 años cuando estaba estudiando y ayudaba a mi madre los fines de semana. Luego cuando acabé de estudiar nos turnábamos entre mañanas y tardes hasta que ella se jubiló, y ahora me toca todo el pastel para mí".

"Estoy contenta. Es muy distraído estar con gente. Más que clientes esto es como si fuera una familia grande. Es muy sacrificado y también es entretenido. A las mañanas empezamos con los desayunos, que hay mucho para llevar. Luego es más tranquilo con el pan", indica Virginia.

"Antes con el colegio Víctor Pradera abierto había más movimientos. Tenemos la clientela fija de toda la vida. Al final te defiendes, pero no lo puedes comparar a cuando estaba mi madre porque el barrio ha cambiado mucho. Lo conocemos bien porque vivimos en el barrio", asegura la dueña de la panadería.

Mari Carmen y Virginia con dos clientes en el interior de la panadería de la Milagrosa en Pamplona. Navarra.com
Mari Carmen y Virginia con dos clientes en el interior de la panadería de la Milagrosa en Pamplona. Navarra.com

"Toda la vida la he hecho aquí. Conocemos el antes y el ahora del barrio. Hay que adaptarse a los tiempos". Abre todos los días del año: "Solo cierro los sábados y domingos por la tarde. Salvo el día de navidad y año nuevo abro todos los días", señala Virginia.

En cuanto al futuro de la panadería, afirma: "No creo que haya relevo detrás. Tengo dos hijos a los que les gusta el contacto con la gente. Estudian lo que les gusta, ven que es muy sacrificado lo mío y ellos no quieren. Que les toquen cosas mejores".

Pese a las dificultades, sigue adelante: "Lo que te hace tirar es la gente. Yo también tengo días malos y la gente me empuja. Te toca hacer mucho de psicóloga. No tengo la carrera, pero las prácticas las tengo todas hechas con los clientes", concluye Virginia.

Fachada de la panadería en la calle Guelbenzu de la Milagrosa en Pamplona. Navarra.com
Fachada de la panadería en la calle Guelbenzu de la Milagrosa en Pamplona. Navarra.com

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