• viernes, 13 de diciembre de 2024
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SAN ISIDRO

Oreja para Morenito y cornada grave para Caballero en una agria y dura tarde

La sexta corrida de San Isidro se salda con otra tarde desapacible en cuanto al clima y especialmente agria en los tendidos.

El diestro Jesús Martínez 'Morenito de Aranda' tras cortar una oreja a su segundo toro. EFE. KIKE HUESCA
El diestro Jesús Martínez 'Morenito de Aranda' tras cortar una oreja a su segundo toro. EFE. KIKE HUESCA

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de El Ventorrillo, dispares de cuajo y de descompensadas hechuras, que dieron mal juego en conjunto al defender con violencia, y cierto sentido, su falta de fuerzas en los cuartos traseros. La excepción fue el quinto, que tuvo clase y profundidad en las embestidas.

El Capea, de ciruela y oro: estocada caída y tres descabellos (pitos); pinchazo, estocada y nueve descabellos (pitos tras dos avisos); y media estocada atravesada y estocada (bronca tras aviso, en el que mató por Morenito).

Morenito de Aranda, nazareno y oro: pinchazo y media estocada desprendida (silencio tras aviso); media estocada atravesada (oreja).

Gonzalo Caballero, de canela y oro: pinchazo hondo, pinchazo, estocada y cinco descabellos (ovación al retirarse a la enfermería, en el único que mató).

Caballero fue intervenido de una cornada en la cara interna del tercio medio del muslo izquierdo, "con dos trayectorias, una de 20 cm. hacia adentro, que contornea el fémur y alcanza la cara externa del mismo contusionando el paquete vásculo-nervioso y produciendo destrozos en músculo vasto interno, crural y vasto externo; y otra trayectoria de 15 cm., hacia afuera y ascedente, que alcanza al fémur", según el parte médico.

Sexto festejo de abono de la feria de San Isidro. Dos tercios de entrada en tarde nublada y ventosa, con lluvia intermitente.

SIGUE EL DESCONCIERTO

La plaza de Las Ventas sigue siendo durante esta feria un coro desconcertante. Quizá sea por el clima, que sigue sin perdonar el abono con la lluvia y el viento, o quizá por la propia actitud de un público cambiante y cada vez con criterios más volubles, pero el caso es que o castiga con crueldad a algunos toreros o premia con insospechada generosidad a otros.

Ambas situaciones se vivieron en la corrida de hoy, en la que quien se llevó la peor parte fue el joven Gonzalo Caballero, al que el tercer toro de la tarde le atravesó secamente el muslo cuando lo pasaba de muleta.

A este ejemplar de El Ventorrillo le sucedió lo que a la mayoría de sus hermanos, que le faltó potencia en los poco rematados cuartos traseros, pero no en los delanteros, por lo que sus arrancadas siempre fueron cortas y a la defensiva, frenándose sin "tracción posterior" y soltando violentos cabezazos.

En uno de ellos, sorprendido mientras se cruzaba al pitón contrario, resultó herido Caballero, que tuvo el gesto de permanecer en el ruedo, con un torniquete que intentaba frenar la visible hemorragia, hasta dar muerte al animal.

La excepción a la norma de la mala y dura corrida de la ganadería toledana fue el comportamiento del cuarto, el toro más suelto de carnes y que rompió a embestir después de que el banderillero Rafael González frenara con su buena brega sus ganas de salirse suelto de las suertes.

A la muleta de Morenito de Aranda llegó con una embestida franca y cada vez de mayor entrega, con auténtica profundidad y recorrido por el lado izquierdo, que fue por el que el torero burgalés basó la mayor parte de su faena tras ligarle algunas series de colocación ventajista por el derecho.

Con la zurda, en cambio, se asentó más y con más sinceridad Morenito, en series cortas pero de movimiento continuo, bien rematadas con largos pases de pecho y adornos pintureros, aunque basadas antes en naturales de trazo brusco, sin reducir nunca el buen ritmo de las embestidas.

Aun así, en una tarde tan agria, el público se tornó amable para premiar generosamente aquel trasteo con una oreja que, a tenor de la calidad del toro, debieron ser dos en las manos de un Morenito al que faltó un punto más de ambición para cuajar al animal.

En cambio, el público madrileño trató a El Capea, desde el primer momento, con una palpable hostilidad que llegó a ser crueldad en algunas ocasiones.

El diestro salmantino se enfrentó a tres toros de muy pocas opciones y, si bien no se mostró resolutivo con ninguno y estuvo errático con los aceros, desde el tendido se le hizo pagar probablemente, más que sus aciertos o sus fallos, el favoritismo con que la empresa le ha colocado en la feria desde hace varios años.

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