La historia de la Comparsa de Gigantes de Pamplona comienza aproximadamente en 1600, donde era habitual quemar los gigantes de madera al final de las corridas.
En 1657 el Ayuntamiento encargó la construcción de ocho gigantes nuevos a Francisco de Azpillaga, pero no fue hasta 1860 cuando se fabricaron los gigantes tal y como los conocemos ahora.
Fue el artesano pamplonés Tadeo Amorena quien propuso al Ayuntamiento la construcción de unos nuevos gigantes, sólidos y más ligeros que los anteriores. Tras la aceptación del consistorio, Amorena lo hizo sin obtener ningún beneficio, sino que solo pidió el reembolso del valor de los materiales empleados.
Son llamativos los limitados conocimientos de geografía de la época y por ello, no hay cinco parejas de gigantes, una por continente; sino que hay cuatro, ignorando el artista la existencia de Oceanía.
La comparsa de gigantes está formada por ocho figuras de 3,90 metros de altura y un peso de entre 59 y 66 kilogramos. Estas parejas representan a los reyes de Europa, Asia, África y América.
La pareja de reyes europeos recibe los nombres de Joshemiguelerico y Joshepamunda. Los reyes asiáticos se llaman Sidi abd El Mohame y Esther Arata. Los reyes africanos reciben los nombres de Selim-pia Elcalzao y Larancha-la. Por último, los reyes americanos son conocidos como Toko-toko y Braulia.
Los gigantes recorren las calles de Pamplona del 6 al 14 de julio y establecen un vínculo con los niños de la ciudad, quienes les entregan los chupetes cuando ya no los necesitan.
El desfile lo componen, además de los gigantes; los ‘cabezudos’, los ‘kilikis’ y los ‘zaldikos’. Estos abre paso a los gigantes, que van seguidas por una banda de gaiteros, excepto la reina africana, que va acompañada de una banda de txistularis.
Pero los gigantes no solo han paseado por Pamplona, sino que han viajado a lo largo de España y Francia, recorriendo ciudades como San Sebastián, Vitoria o Biarriz e, incluso, el 12 de octubre de 1965 desfilaron por la Quinta Avenida neoyorquina con motivo de la Feria Mundial de Nueva York.
En la actualidad, estas figuras se almacenan en la Estación de Autobuses, aunque en San Fermín se trasladan al Palacio de Ezpeleta, en la Calle Mayor de Pamplona.
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