La avena es mucho más que un ingrediente para el desayuno. Este 28 de octubre, en el Día Mundial de la Avena, nutricionistas y expertos destacan sus múltiples beneficios para la salud: proporciona energía sostenida, mejora la concentración y ayuda a controlar el apetito, gracias a su alto contenido en fibra y nutrientes esenciales.
Con el inicio del curso y la llegada del otoño, mantener un buen nivel de energía es clave. Este cereal milenario, consumido desde las civilizaciones vikingas y romanas, sigue siendo un aliado para afrontar el día con vitalidad. Aunque hoy su consumo sea menor que el de otros cereales como el trigo o la cebada, su valor nutricional lo convierte en un alimento indispensable.
Según Izaskun Arrarás, dietista-nutricionista del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de Navarra, “la avena proporciona una energía constante a lo largo de la mañana y evita los picos de azúcar que producen cansancio”. Además, favorece la memoria, la función cerebral y el equilibrio del sistema nervioso, gracias a su contenido en vitaminas del grupo B y magnesio.
Por su parte, Alberto Loizate, director general de ALEA Origen, subraya que “no es una cuestión de fe, sino de ciencia: la avena es buena”. Señala que su consumo habitual tiene efectos visibles en la vida diaria: “Se nota una mejora en la digestión, en el descanso y en la sensación de bienestar general”.
En función de la edad, sus beneficios varían: en niños, ayuda a dormir mejor; en adolescentes, mejora el acné y estabiliza el ánimo; en adultos, aporta saciedad y regula el tránsito intestinal; y en personas mayores, facilita la digestión y reduce las hipoglucemias nocturnas.
Desde ALEA recomiendan incorporarla progresivamente a la dieta. Puede tomarse en el desayuno, mezclada con frutas, leche o yogur, o en múltiples recetas gracias a su versatilidad. “La avena sabe a lo que tú quieras, puedes combinarla con lo que desees y jugar con la textura dejándola reposar”, explica Loizate.
Además de los copos, ALEA ofrece variedades con sabores de chocolate, manzana y canela o frutos rojos, y otros formatos como salvado y harina de avena, perfectos para elaborar bizcochos, galletas o barritas.
Aunque no se declare oficialmente como “sin gluten”, Loizate aclara que la avena naturalmente no contiene gluten, pero puede contaminarse por rotación de cultivos con trigo o cebada. “Hay partidas con niveles muy bajos de gluten, pero la tecnología actual no garantiza una separación total”, explica.
Más allá del desayuno, este cereal permite innovar en la cocina. Puede añadirse a sopas, purés o ensaladas para enriquecerlos con fibra, o utilizarse en rebozados crujientes, hamburguesas o tortillas. En países como Suiza o Alemania, incluso se prepara una sopa tradicional a base de avena durante el invierno.
Versátil, nutritiva y saludable, la avena se consolida como un alimento imprescindible a cualquier hora del día.