SOCIEDAD
Desaparece una ganadería de vacas bravas muy popular en Navarra: les obligan a sacrificar a los animales
La comunidad taurina y los aficionados han mostrado su solidaridad con la familia Arrizabalaga, propietaria de la ganadería.

La ganadería guipuzcoana Marqués de Saka, reconocida por su estrecha relación con Navarra, se ha visto obligada a sacrificar la totalidad de sus reses debido a un brote de tuberculosis que no pudo ser controlado. Esta decisión marca el fin de una tradición centenaria en la cría de vacas bravas, afectando profundamente al mundo taurino y a las festividades populares de la región.
En un comunicado difundido en sus redes sociales, la ganadería expresó: "Es duro comunicar que, tras tantos años de historia, selección y lucha, nos vemos obligados a sacrificar el total de la ganadería tras no poder revertir la incidencia de la tuberculosis en nuestros animales". A pesar del dolor, manifestaron su determinación de enfrentar la situación con coraje y resiliencia. "Ahora es momento de cerrar una etapa, de afrontar con coraje la situación, de tragar y llorar para coger fuerzas y volver a levantar cabeza lo antes posible", añadieron.
La ganadería Marqués de Saka, también conocida como Vacas de Lastur, era una de las más antiguas dedicadas a las reses bravas para festejos populares. Fijas en los encierros del Pilón de Falces y en el toro ensogado de Lodosa, sus animales eran habituales en eventos taurinos de Navarra y otras comunidades, participando en numerosas capeas y concursos. La pérdida de esta ganadería representa un golpe significativo para las tradiciones festivas locales.
El sacrificio de las reses se llevó a cabo tras detectar un brote de tuberculosis bovina que, pese a los esfuerzos, no pudo ser controlado. Esta enfermedad, que afecta principalmente al ganado bovino, puede tener graves consecuencias para la salud animal y, en ocasiones, para la salud pública. Las autoridades sanitarias establecen protocolos estrictos para su control, incluyendo el sacrificio de animales infectados para prevenir su propagación.
Desde la ganadería han lamentado profundamente lo sucedido, asegurando que "las respuestas nos las dará el futuro, ahora mismo no las tenemos", y que este desenlace, aunque doloroso, no acabará con su espíritu de lucha. "Si algo hemos aprendido de nuestros animales es que con bravura se pelea sin miedo al resultado, que caer solo es el paso anterior para levantarse y que rendirse es sinónimo de desaparecer", afirmaron en su comunicado.
La comunidad taurina y los aficionados han mostrado su solidaridad con la familia Arrizabalaga, propietaria de la ganadería, reconociendo su aportación al mundo de los festejos populares y lamentando profundamente esta pérdida. A pesar de la adversidad, la familia ha dejado claro que "por todos los que nos apoyáis, ayudáis, animáis y nos queréis, volveremos a vernos en las plazas y calles de muchos pueblos. No será lo mismo, pero seguiremos siendo los mismos".