La hidratación en verano no se limita a beber grandes cantidades de agua. Así lo ha explicado la doctora Isabel Solares, especialista en Medicina Interna de la Clínica Universidad de Navarra, quien ha aclarado varios mitos y ha ofrecido consejos prácticos para prevenir tanto la deshidratación como problemas menos conocidos, como la hiponatremia.
El cuerpo humano pierde líquido a diario a través de la orina, la sudoración o la respiración, en torno a litro y medio o dos litros, cantidad que puede aumentar con el calor o la actividad física. Por ello, la doctora subraya la importancia de escuchar al organismo: “Es importante que bebamos cuando tengamos sed”, ha señalado.
Lejos de lo que muchos creen, beber agua en exceso no siempre es positivo. Un consumo desmedido puede alterar el equilibrio de sales y minerales esenciales. Este trastorno, conocido como hiponatremia, puede provocar síntomas como náuseas, confusión e incluso complicaciones graves. La clave, recuerda la especialista, está en el balance correcto: hidratarse, pero sin forzar.
En este sentido, Solares ha destacado la función de los electrolitos —sodio, potasio y magnesio—, fundamentales para el buen funcionamiento de músculos y nervios, así como para mantener el equilibrio de los líquidos corporales. Tras un esfuerzo físico intenso o una sudoración abundante, no basta con reponer agua: también es necesario recuperar estos minerales.
A la hora de elegir qué beber, la doctora aconseja evitar los refrescos azucarados y optar por alternativas más saludables. El agua sigue siendo la mejor opción, pero también recomienda el agua con gas, infusiones sin azúcar o agua natural aromatizada con frutas. Estas bebidas ayudan a mantener una buena hidratación sin añadir calorías innecesarias.
Sobre el papel del café, la doctora aclara que, aunque contiene cafeína con efecto diurético, no deshidrata tanto como se cree. “Si bebes café, acompáñalo con un poco de agua para equilibrar la hidratación”, ha sugerido.
En definitiva, la especialista recuerda que hidratarse en verano es esencial, pero siempre con sensatez: beber según la sed, elegir líquidos adecuados y prestar atención a los signos de desequilibrio son las mejores estrategias para proteger la salud en los meses de más calor.