• lunes, 29 de abril de 2024
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SOCIEDAD

¿Por qué comemos dulces en San Blas?: origen de una de las tradiciones con más arraigo en Navarra

El 3 de febrero se celebra la festividad de San Blas, conocida por la tradición de bendecir diferentes dulces. 

Tras los años de la pandemia, los puestos de venta de roscos y dulces vuelven a la plaza de San Nicolás y la calle San Miguel por la celebración de San Blas. IÑIGO ALZUGARAY
Imagen de la plaza de San Nicolás y la calle San Miguel por la celebración de San Blas en 2023. IÑIGO ALZUGARAY

El 3 de febrero, un aroma singular impregna todo el territorio de Navarra. Es el inconfundible olor a San Blas, a roscos, a tortas de txantxigorri, a caramelo bendecido... y a un sin fin de dulces que en muchos casos hacen viajar de vuelta a la infancia

San Blas es venerado como el abogado contra los males de garganta y, en términos generales, como el santo protector de los niños. La costumbre más arraigada es la bendición de alimentos en las iglesias, aunque en muchos lugares esta práctica está más estrechamente vinculada a los roscos y otros dulces característicos de esta festividad.

En Pamplona, por ejemplo, los dulces son el epicentro de la celebración que tiene lugar en la iglesia de San Nicolás y sus alrededores. La ceremonia religiosa y la procesión se acompañan de los tradicionales puestos de venta repletos de roscos, bollos, tortas de txantxigorri (un dulce navarro muy popular) y caramelos. En los porches de la iglesia y en la plaza, numerosos puestos exhiben estos manjares típicos del día de San Blas.

Este mismo sábado 3 de febrero se podrá comprar en 21 puestos diferentes desde las 9 de la mañana y hasta las 20:30 horas. La procesión del santo para bendecir los alimentos tendrá lugar a las 9.45 hora y la misa se celebrará a posteriori, a las 10 horas, y contará con la presencia de miembros de la Corporación municipal. 

San Blas, un médico y obispo armenio que vivió en los siglos III y IV en Sebaste (actualmente Turquía), es recordado por vivir como ermitaño en una cueva en el bosque del monte Argeus. Este lugar se convirtió en su santuario, atrayendo a multitudes de personas y animales debido a su don de curación.

Considerado mártir, sufrió torturas y fue ejecutado durante las persecuciones a los cristianos bajo el mandato del emperador romano Licinio. Según la tradición, fue encontrado por soldados que buscaban animales para cazar y se toparon con una cola de ellos, esperando en la entrada de la cueva donde San Blas llevaba a cabo sus sanaciones.

En Navarra, muchos lugares rinden especial veneración a este santo, y varios pueblos celebran su festividad. Uno de ellos es Lodosa, que celebra las "fiestas chiquitas" durante cuatro días: "San Blas, San Blasilo, Santa Águeda y Santa Aguedacha, que las fiestas despacha". Los cofrades adornan las andas del patrón con grandes roscos, mientras en la iglesia se bendicen alimentos. En épocas pasadas, los animales eran llevados frente a la iglesia, engalanados con cintas y roscones, y el párroco los bendecía desde un balcón.

En Pamplona, se celebra una tradicional misa en la Iglesia de San Nicolás y una solemne procesión con la imagen del santo. Esta práctica se originó con los monjes de Azuelo, que bendecían "pan y alholva" durante el siglo XVIII. En la parroquia pamplonesa, hogar de la cofradía de clérigos de San Blas (fundada en 1339), también se lleva a cabo la tradicional bendición de alimentos, especialmente dulces, en el atrio.

Más allá de la bendición de estos productos tan característicos, otras localidades como Milagro, Ribaforada o Peralta celebran la festividad encendiendo una gran hoguera al caer la noche. Los vecinos se congregan alrededor de ella para compartir un momento y una comida popular a base de chistorra, pan y vino.

En Peralta, la festividad comienza la víspera con una Salve en honor al patrón, a la que asiste la corporación municipal acompañada de la comparsa de gigantes y cabezudos, así como de una charanga. Posteriormente, se enciende una hoguera y se lleva a cabo la tradicional distribución de chistorra, pan y vino. La jornada concluye con el torico de fuego por el paseo del río Arga. Al día siguiente, tiene lugar la tradicional procesión.


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