Una cuadrilla de Navarra vivió la semana pasada una trepidante aventura que recordarán el resto de sus vidas. El pasado viernes 10 de marzo los cuatro amigos salieron de excursión con la intención de hacer barranquismo, un deporte que consideran su pasión y practican con asiduidad. Hodei García (Echarren), Xabieroskar García (Echarren), Julen Larumbe (Izurdiaga) y Álvaro Ortega 'El Patrón' (Erroz) ni se imaginaban el curioso rescate que iban a protagonizar.
Se dirigieron al Diablozulo, un barranco de 21 rápeles, localizado a poco más de media hora andando desde el pueblo de Monreal. Se trata de un barranco que el grupo de intrépidos jóvenes ya había descendido en otras ocasiones.
Fue a la altura del cuarto rapel cuando llegó la sorpresa: Hodei García comenzó a escuchar un ruido de animal que procedía del fondo del barranco. Lejos de ignorarlo, la cuadrilla siguió descendiendo para saber qué estaba ocurriendo.
Tras varios minutos de bajada, los cuatro amigos observaron un pequeño cabrito malherido que se había despeñado y que no cesaba en balar.
En ese momento, los amigos, decidieron centrarse en el rescate del pobre cabrito. Pero la mala suerte se cebó con el animal y el pequeño volvió a despeñarse unos 10 metros en cuanto llegaron hasta él. Así las cosas, bajaron el quinto rapel para dar con él.
Una vez volvieron a tenerlo cerca, los cuatro aventureros consiguieron calmarlo. De esta forma, Xabieroskar Garcia, el barranquista más experimentado del grupo, logró cogerlo y remontar la pista con el cabrito en brazos. Todo el grupo consiguió volver a la superficie sin grandes percances.
El rescate tardó tres horas aproximadamente. Principalmente, por la dificultad que acarreaba llevar un cabrito a brazos y escalar a la vez. Tras dejar atrás el barranco descansaron tranquilamente los cinco.
Cabe recalcar que para Larumbe era la primera vez que se animaba a una aventura como esta. Totalmente inexperto, pero con ganas de aprender más sobre este deporte, también jugó un papel fundamental en el arduo rescate del cabrito.
Finalmente, la cuadrilla alcanzó la casa de 'El Patrón' en Erroz. Allí alimentaron al animal y le dieron un lugar seco para dormir. También le pusieron nombre: 'Deabru', que significa diablo en euskera. Un nombre que hace honor al lugar donde encontraron al pequeño.
