La séptima victoria consecutiva en El Sadar no fue por casualidad. Los rojillos han concretado un libro de estilo que tienen aprendido de memoria y lo aplican a la perfección.
Prometía la apuesta más ofensiva de Arrasate en feudo de un rival directo, que no encontró ni el consuelo de un resultado más acorde con lo visto sobre el césped. Si Osasuna quiere crecer, debe ir por ahí.