El local, que destaca por la combinación de numerosas cervezas artesanas y la posibilidad de acompañarlas de exquisitas carnes ahumadas, continúa mejorando desde su inauguración.
Hace algo menos de dos años, un grupo de cuatro amigos creó una cervecería en la que todos estuvieron de acuerdo en que sería "el negocio de su vida". Iker Moreno y Eneko Méndez, de 43 años, Jesús López, de 35, y el más joven, Guillermo Mazo, de 33 años, que llevaban varios años distribuyendo cerveza artesanal, formaron una pequeña familia.
Se trata de Whānau Smoked & Craftbeer, en la Calle Curia, número 12, en Pamplona. La cervecería está muy cerca de otros negocios que hemos conocido en esta sección de comercio local, como la tienda de Pamplona con más encanto, El Desván, en una zona privilegiada de la ciudad, o el restaurante Café con Sal con su especialidad de carne a la brasa.
De hecho, el nombre del local tiene que ver con esa pequeña familia. "A mí me gusta mucho la cultura maorí, y descubrí esta palabra que significa familia. Pero una familia diferente", explica Jesús lópez, uno de los cuatro socios. "La que tú eliges. La que generas por compartir aficiones y gustos. A todos nos gustó para un local montado entre colegas", le sigue Guillermo Mazo.
Whānau Smoked & Craftbeer posee 16 tiradores de cervezas artesanales diferentes. No se encuentran en la barra, sino que se pueden ver detrás, en la pared. Además, en el local se observa en una pantalla qué cerveza echa cada tirador. "Hay gente que la ve y piensa que es el spotify", explica riendo el socio más joven.
En la pantalla, además, se explica de donde procede cada una de ellas, y cuentan con varias navarras. Entre ellas, algunas de Noáin y otras de Pamplona. La cerveza que ofrecen no es siempre la misma. De hecho, cuando se acaban cambian la mayoría de ellas. "La carta está completamente en rotación, tanto la cerveza como la comida", explica Iker Moreno.
Y es que la cervecería ofrece la posibilidad de acompañar la cerveza artesanal de diferentes raciones. Entre sus entrantes destacan los nachos caseros y su tartar de atún.
Los platos principales tampoco se quedan atrás. En Whānau se puede pedir desde una hamburguesa de pulled pork hasta una de heura (para aquellos que no consumen proteína animal), y también una smash burger. Además, tienen gran éxito sus carrilleras ahumadas y el ceviche de corvina.
"La clave de la cervecería es la especialización. Es un producto, tanto la bebida como la comida, muy especializado. Muy friki entre comillas. Está abierta a todo el mundo, pero el que entra con interés de lo que ofrecemos, luego repite", asegura Iker Moreno.
El sábado 23 y el domingo 24 de noviembre, Whānau celebra su segundo cumpleaños con un planning completo. Desde el vermouth a las 12 horas del mediodía, en el que su ruleta sortea diversos premios, pasando por un menú especial de aniversario para comer. Este menú será cerrado, e incluirá 3 de sus entrantes, un plato principal para cada comensal y un postre.
Y para finalizar la velada, por la tarde, desde las 18 horas hasta las doce de la madrugada, habrá una sesión de dj en directo. La cervecería se convierte durante todo el fin de semana en el lugar ideal para disfrutar de un plan diferente.
Encontrar el local no tiene mayor pérdida. Está en el Casco Viejo, a unos metros de la zona de gran ambiente festivo, algo que gusta mucho a los socios. "Cuando elegimos el local, nos gustó por eso. Está cerca del jaleo, pero a la vez un poco separado. El que quiere venir, de verdad, tiene que venir buscándote", explica Iker Moreno.
La cervecería abre de martes a viernes por la tarde. Los sábados trabajan todo el día, y el domingo suelen abrir por la mañana hasta las 17 horas de la tarde, dependiendo del ambiente. Los lunes, cierran por descanso semanal.
En los menos de dos años desde su apertura, el local ha conseguido asentarse y captar la atención de un cliente que desconocía esta especialidad. De hecho, todos coinciden en la idea de continuar mejorando sin perder su esencia.
Los cuatro socios abrieron Whānau Smoked & Craftbeer considerando que apenas había ofertas similaes en la zona, y continúan día a día logrando romper la barrera de hacer entender que su producto va más allá de una cerveza industrial. Aunque algunas dificultades son más difíciles de superar. "Lo peor es que no puedo meter más picante en las comidas", ríe Jesús López.
