• domingo, 16 de marzo de 2025
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COMERCIO LOCAL

Un histórico bar de Pamplona con sabor sanferminero reabre sus puertas cinco meses después de su cierre

Fundado en 1952, este icónico establecimiento ha sido el punto de encuentro de generaciones de clientes con una gastronomía muy cuidada.

Reportaje con el dueño del Bar Cali, Ramón Otazu. IRAITZ IRIARTE.
Interior del Bar Cali en la calle Amaya 18 en el segundo Ensanche de Pamplona. IRAITZ IRIARTE.

Durante semanas, los operarios han ido y venido, las luces del local han permanecido encendidas hasta tarde y el trajín ha sido constante tras sus persianas bajadas. Algo se estaba cocinando dentro de un establecimiento que ha sido testigo en Pamplona de generaciones de clientes y de incontables historias compartidas alrededor de la barra. La incertidumbre se ha despejado: tras cinco meses de cierre, el esperado regreso es inminente.

Está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local en la capital navarra, como es el caso por ejemplo del bar La Navarra que triunfa con sus tortillas de patata.

El local en cuestión, El Calies uno de los más emblemáticos de la ciudad. Sus especialidades conquistaron paladares durante décadas y su historia está entrelazada con la vida social y festiva de la zona. Ahora, tras una remodelación interior, todo está listo para escribir un nuevo capítulo en su legendaria trayectoria de 72 años en la ciudad.

El último gerente, Ramón Otazu Larrauri, decidió bajar la persiana definitivamente el pasado 31 de octubre de 2024, tras dirigir el negocio durante ocho años. A sus 66 años, confesó a Navarra.com que la jubilación era una meta esperada, pero no sin antes asegurarse de que todo quedara en orden.

"No hay relevo familiar", admitió, aunque se mostraba satisfecho con la huella que deja tras su gestión. "Hemos estado en el bar Mikael muchos años hasta que cerró. Cuando se acabó el contrato, vinimos a esta zona. Estaba la opción del Cali para alquilar y aquí empezamos", recuerda.

Ahora, el bar Cali, situado en la calle Amaya, 18, en pleno segundo Ensanche de Pamplona, se dispone a reabrir con energía renovada. Fundado en 1952, este icónico establecimiento ha sido el punto de encuentro de generaciones de clientes, quienes han disfrutado de sus clásicas especialidades: chipirones a la plancha, frito de gamba rebozada, brocheta de langostinos, revuelto de langostino en tostada y fundido de bacalao con queso gratinado. Falta por conocer si los nuevos dueños van a seguir el mismo estilo del local. 

El legado de este curioso bar va más allá de la gastronomía. Sus clientes han sido testigos de épocas doradas en las que el bar era epicentro de la vida festiva de San Fermín. "Nos contaban que el Cali era todo un acontecimiento: los clientes, las fiestas, la orquestica... Cerraban la calle, montaban un pasacalles con Juan Cruz Alli al saxofón, el torico de fuego y el chupinazo", rememora Otazu.

El local también fue el alma de actividades como la capea anual, campeonatos de mus y su propio programa sanferminero, con verbenas, cabezudos, charangas y la tradicional carrera de ciclo a pie. En 1959, un grupo de amigos inscribió un equipo de fútbol en el Trofeo Boscos, marcando el inicio de su asociación cultural, que a lo largo de los años organizó innumerables eventos.

Uno de los momentos más esperados llegaba cada 6 de julio, cuando lanzaban su propio chupinazo alternativo a las 13:00 horas, en un gesto de respeto al acto oficial. En 1994, la asociación disponía de un presupuesto anual de 300.000 pesetas, de las cuales 200.000 provenían de una subvención del Ayuntamiento de Pamplona, mientras que el resto lo aportaban sus 90 socios, con cuotas de 1.000 pesetas al año.

Dentro del programa festivo del Cali, destacaban los toros de fuego de los días 8, 10, 12 y 14 de julio, así como la actuación de la charanga 'Los Jubilosos', formada por los propios socios del bar, y la presencia de los kilikis. Todos estos espectáculos se celebraban a las 21:00 horas en la calle Amaya.

En 1994, la asociación presentó su propio pasacalles con una composición del maestro Turrillas, cuya letra sigue resonando en la memoria de muchos pamploneses:

"Los del Cali metidos en juerga / de la jota bailando al compás, con su temple le dan a la fiesta / alegría, sabor y algo más. Si tú quieres gozar, compañero / con nosotros alegre estarás, y tendrás para siempre el recuerdo / de unas fiestas que no olvidarás".

Ahora, con su esperada reapertura, el bar Cali se dispone a recuperar su esencia, trayendo de vuelta su historia, su cocina y su espíritu festivo a Pamplona.

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