Pinturas Echávarri es una de esas tiendas que dan vida al barrio: persiana arriba, mostrador con conversación y una idea clara de servicio en Pamplona. Al frente está Gorka San Martín Echávarri, de 44 años, que lleva más de 25 años vinculado a este negocio familiar, con ventas a particulares y a profesionales, y con una forma de trabajar basada en el consejo y la cercanía.
La tienda se mantiene desde siempre en la calle Monasterio de Irache 27 bajo, en pleno barrio de San Juan en la capital navarra, como un punto de referencia para quien necesita pintura, materiales y orientación. Allí, Gorka ha trabajado apoyado por Susana Martín. “Estoy yo solo con Susana, que lleva más años trabajando aquí que yo incluso”, ha destacado, subrayando la continuidad de un comercio de los de siempre.
La historia de Pinturas Echávarri ha arrancado en casa. “Esto lo abrió mi padre Pedro Manuel en el año 1988 y yo estoy al frente desde el año 2000. Ha sido un negocio familiar de toda la vida”, ha relatado. El negocio se ha sostenido con el empuje de una familia que se implicó desde el primer día, y con el movimiento que entonces tenía el barrio.
Gorka cuenta que él mismo ha crecido entre botes, brochas y encargos. “Empezó mi padre con mi madre en su día y yo entré con 19 años. He mamado esto desde chaval”, ha explicado. También ha recordado que la tienda ha sido, casi siempre, su vida laboral: “Desde que dejé de estudiar del todo este ha sido básicamente mi único trabajo… menos tres años que estuve en Tenerife”. En ese recorrido también ha estado su hermano: “También trabajó un hermano mío que falleció hace cuatro años”.
En el interior del local, el planteamiento ha sido práctico: tener lo que se pide y, sobre todo, poder dar respuesta. “En la tienda hay de todo, cosas antiguas por dar servicio a pequeños comercios y particulares del barrio con el boca a boca”, ha explicado. Ese “de todo” se traduce en un catálogo pensado para industria, decoración, y venta a profesionales y a particulares. “Nos dedicamos un poco a todo”, ha resumido.
El negocio, según su dueño, ha ido bien, aunque con cambios evidentes con el paso de los años. “Ha habido estos años un poco de todo. Mucho volumen al principio cuando estábamos cuatro o cinco personas”, ha recordado. Después, la crisis del 2008 ha marcado un giro: “Tras la crisis del 2008 se quedó mi hermano y hoy en día trabajo bastante bien”. Eso sí, ha reconocido que el contexto del comercio se ha ido complicando: “Se nota que cada día hay menos comercio y repercute”.
En ese nuevo mapa, Gorka ha visto cómo el sector ha ido variando. “Muchas tiendas de pintura han cerrado o se han ido a los polígonos”, ha comentado. En su caso, ha defendido que el barrio sigue tirando del barrio: “A la gente de barrio le sigue gustando comprar en el barrio”. Y ahí, ha explicado, el contacto directo sigue siendo clave para mantenerse.
La publicidad, en su fórmula, prácticamente no ha existido. “No gasto nada en publicidad pero nos va bien. Será por los años que llevamos e imagino por el buen hacer y el boca a boca”, ha afirmado. Ese boca a boca también ha traído durante años a pintores profesionales, aunque él ha notado que el relevo se ha frenado: “Vienen a comprar también pintores profesionales aunque algunos se han jubilado”.
Desde su experiencia, el dueño ha dibujado un sector con menos jóvenes y menos manos. “Cada día hay menos gente que se dedica a la pintura, como en otras profesiones. Hay más gente extranjera”, ha comentado, sin atribuirlo a una causa concreta. Lo que sí ha dicho es que la tendencia se nota en la calle: “Mantengo clientes de hace años pero hay empresas que han cerrado… y gente nueva joven que empiece en esto hay muy poquita en este momento”. Y lo ha comparado con otros oficios: “Es algo general en todos los gremios como fontaneros, electricistas, etc.”.
En la trastienda de esa resistencia también hay una decisión personal: el horario. “Intento que prevalezca la calidad de vida en mi horario. Trabajo de 8 de la mañana a 4 de la tarde de lunes a viernes para poder tener vida después”, ha explicado. Ha añadido que no cierran a mediodía: “No cerramos al mediodía”.
Y deja claro que, si hay urgencia, se mueve: “Si hay que venir alguna vez por la tarde o algún sábado no hay problema en venir para algún cliente por una urgencia”. Antes, ha contado, disponían de un almacén, pero ahora se apoya en lo que entra y sale desde la tienda: “Antes teníamos un almacén para guardar material pero ahora básicamente me mantengo con lo que hay en la tienda”.
Un detalle que suele generar confusión también ha salido en la conversación: existe otra tienda con el mismo nombre en Estella, pero no es el mismo negocio. “Hay otra tienda del mismo nombre, pero no tienen nada que ver, aunque son familia lejana”, ha explicado. “A veces nos llama alguna persona por teléfono por confusión. Por eso nuestro nombre es Pinturas Irache SL en el registro mercantil”, ha precisado.
Ese trato cercano, precisamente, ha aparecido en las valoraciones de clientes en redes sociales. Una reseña ha destacado el asesoramiento: “Hemos comprado la pintura para nuestra tienda allí y la verdad que encantadas. El chico que nos atendió súper profesional. Nos explicó todo súper bien cómo teníamos que hacer e incluso un par de dudas que nos surgieron mientras hacíamos un trabajo le llamamos y nos ayudó un montón. Atención y trato de 10!”.
Otra insiste en el esfuerzo en la atención al público: “Acabamos de estar en la tienda y hemos flipao con el chico que nos ha atendido… Profesional y muy majo. Volveremos”. Y una tercera ha resumido la idea: “Es el sitio al que ir si vas a pintar tu casa, buenos consejos, buen material, trato de lujo”.
Sobre lo que viene, Gorka ha sido claro cuando ha hablado del futuro de la tienda en clave familiar: “No creo que haya relevo familiar. No tengo hijos”.
