Bolsos Cebrián no es una tienda cualquiera en el casco viejo de Pamplona. Alcanza ya los 116 años de vida en su actual ubicación, dirigida en estos momentos por los hermanos Jesús y Uxua Cebrián Leyun.
Esta tienda fue una antigua posada - restaurante y guarnicionería que está situada en la calle San Lorenzo 9 - 11 del casco viejo de la capital navarra. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local.
Como por ejemplo, la peluquería de Daniel Lanao en la calle Jarauta número 100, o la librería de Juan Carlos Luquin que lleva 77 años en la calle San Francisco 32 del casco viejo pamplonés.
La historia de Bolsos Cebrián empieza con Demetrio Cebrián en la cuesta de Santo Domingo a finales del siglo XIX como posada y guarnicionería, para dar alojamiento a los visitantes y atender a sus caballos en una de las entradas de la ciudad.
La primera fecha conocida es la de 1908, cuando trasladan el negocio a la actual ubicación en la calle San Lorenzo y compran los edificios 9 y 11. El abuelo José Cebrián (Pepe) puso un restaurante para que lo llevaran las hijas y una guarnicionería para los hijos.
El matrimonio formado por Jesús Cebrián Maestro y Mª Teresa Leyun Izco reconvirtieron la guarnicionería en una tienda de bolsos y complementos en 1970.
Actualmente, siguen al frente del negocio sus hijos Jesús Mari y Uxua Cebrián Leyun de 56 y 57 años de edad. Jesús Mari asegura: "Somos la cuarta generación, aunque como tienda de bolsos somos la segunda. Estamos contentos. Es lo que hemos conocido", afirma.
En cuanto a las ventas, señala: "La cosa está floja. No está muy boyante, pero nos seguimos defendiendo. Intentamos arreglar todo lo que vendemos desde bolsos, paraguas, maletas o cinturones. Nuestro padre ha hecho todas las colchonetas para el Gobierno de Navarra".
"Hasta hace tres o cuatro años se cosían balones pero ahora ya no se hace, salvo casos especiales de coleccionistas. Intentamos arreglar de todo. Viene cada vez más gente mayor", señala Jesús Mari.
No hay relevo familiar para el futuro: "No es el negocio que era y es muy sacrificado. Yo no tengo hijos y mi hermana tiene dos pero no van a seguir". La hermana Uxua asegura: "Tengo dos chicos y no tienen ninguna intención. Nuestro hermano Pedro tampoco y tiene tres hijos. De visita sí vienen pero nada más. Tienen las carreras echas".
Lo que más se vende "es el bolso dependiendo de la temporada. Maletas, paraguas y cinturones. Luego hay billeteras, llaveros y cosas de marroquinería que se venden más en plan de regalo para el día del padre, de la madre y en Navidades".
Es una tienda que mantiene las mesas y estanterías antiguas con ese sabor especial que el visitante nota al entrar: "Sigue oliendo a piel, no como en otras tiendas modernas que huele al perfume de la marca. Se hizo una reforma en el año 1981 y luego se han cambiado muebles".
El consumo ha cambiado: "La gente joven tiene más fácil irse a otros sitios y por internet. El casco viejo lo quieren para fiesta. Nosotros seguiremos. No sabemos hacer otra cosa. Aún nos quedan unos años. A nosotros nos gusta el trato con la gente y conocemos a todo el mundo".
Bolsos Cebrián se convierte a veces en un pequeño consultorio del barrio: "El otro día vino una señora que estuvo 45 minutos contándonos sus problemas. Como decía nuestro padre, debe ser porque la gente ya no se confiesa y viene a contarlo aquí", concluye Jesús Mari Cebrián con una sonrisa.
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