Palotes, nubes, fresas o bollería. Lo típico en una tienda de chucherías. Hasta ahí todo normal. Pero Sagutxo, en el barrio de Ripagaina, ofrece mucho más.
Sus estanterías se han convertido en el espacio en el que convergen los productos más apreciados en diferentes rincones de Navarra. Ya no hace falta que vayas de excursión a Ochagavía para comprar su pan, a Espinal para probar las exquisitas pastas de mantequilla o a Ujué para probar las aclamadas almendras garrapiñadas. Joaquín Solano Hermosos de Mendoza, de 48 años, las vende en su tienda, ubicada en el número 18 de la avenida de Erripagaña.
Inauguró Sagutxo hace un año. Está justo al lado de la librería infantil La Valeta. ¿La elección del nombre? No podía ser otro.
Solano creció en el Segundo Ensanche de Pamplona, muy cerca de la tienda de golosinas Sagutxo de la calle Sangüesa. Pertenecía a una familia de San Sebastián que abrieron cuatro tiendas de chucherías en la Comarca de Pamplona bajo ese nombre. "Entraba, hice amistad con la chica y me ofrecieron trabajar para ellos", rememora.
Durante cuatro años gestionó la tienda Sagutxo en Barañáin. Después, ejerció como comercial para diferentes empresas. Pero cuando se planteó abrir una tienda de chucherías no lo dudó y la bautizó con el mismo nombre: "Elegí este barrio porque hay muchas familias con niños y estaba convencido de que tendría aceptación y muchos de los padres fueron clientes de Sagutxo así que pensé que les generaría nostalgia y les animaría a entrar", justifica.
Pero, al plantear el negocio se dio cuenta de que tenía un punto débil: "Los principales clientes de las chucherías son niños y durante el día están en el colegio". Y ahí fue cuando pensó en traer a su tienda de golosinas los productos de alimentación más reconocidos de los diferentes rincones de Navarra. "Por las mañanas, los clientes que vienen me piden el pan, las pastas, o el bizcocho", asegura.
"Siempre me ha gustado promocionar el producto navarro", comenta Solano. No en vano, fue el impulson de la página en Facebook 'De Nuestra Tierra Navarra'. "Con esa iniciativa buscaba mostrar a la gente todas las marcas que son de aquí y pueden adquirir en los supermercados", explica.
Por eso, poco le ha dado a su tienda ese enfoque de vender también producto navarro. "Y que sea de calidad", insiste. Se dirige hacia la zona de las conservas: "Tengo muchas marcas que son navarras, pero que solo venden en la nave, la bodega o la conservera, así que no se encuentran en el supermercado", indica. Y muestra una lata de "pimientos rellenos de chuletón y foie".
"Mi objetivo es que el día de mañana la gente no tenga que irse hasta un supermercado al centro para comprar estas cosas y piense en acercarse a mi tienda", desea. "Si no te apetece cocinar, tienes que preparar una cena un poco especial o quieres hacer un regalo, tengo opciones", asegura.
Eso sí, en Sagutxo la estrella es el pan de Ochagavía elaborado en horno de leña. "También se venden mucho las pastas de canela, que llevan con nosotros dos meses nada más", apostilla. Son elaboradas en el obrador Miravalles de la Chantrea. Y achaca su éxito, precisamente, a que "se hacen de la misma manera que las que comprábamos nosotros al salir del cole". Y otros productos muy demandados son las pastas de mantequilla, las mantecadas y las tortas txantxigorri de Espinal.
Solano sólo cierra los lunes y utiliza su único día libre de la semana para recorrer Navarra. "Voy por los pueblos y pregunto por queserías, obradores, etc". De esta forma, ha descubierto muchos de los productos que vende actualmente en Sagutxo.
En el apartado de chucherías asegura que se siguen vendiendo muy bien los productos de toda la vida: "palotes, nubes o gominolas". Eso sí, Ripagaina es un barrio muy joven en el que los niños todavía son muy chiquitos. "Por eso, vendo muchas piruletas y Aspitos", comenta. Pero se muestra muy agradecido porque muchos padres aprovechan la visita a Sagutxo para comprar también chuches para ellos.
"Este primer año ha ido bien, pero me he dado cuenta que se ha reducido mucho el margen de beneficio de las gominolas de unos años a esta parte", advierte. Solano hace frente cada mes al alquiler del local y a la obra que tuvo que hacer para adaptarlo a su negocio. De ahí que reconoca que los inicios no han sido fáciles. "Vengo de una familia muy sencilla. Ahora mismo, si esto me fuese mal, no tedría a nadie que me pudiese apoyar. Yo me metí aquí sin tener ni un duro, ni paro ni nada".
Aún así, se arriesgó. "En el barrio hay todavía muchos edificios sin entregar y entiendo que irá a más". De esta forma, Solano se muestra confiado al hablar del futuro de su tienda de golosinas.
Y asegura que "los productos navarros han llegado a Sagutxo para quedarse". "La gente viene ya de seguido y cuando los pedidos van en aumento es síntoma de que he acertado".
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