COMERCIO LOCAL
El triste motivo del cierre de una tienda en Pamplona después de cinco años de vida
Ofrece descuentos de hasta el 80% y se queda con el trato familiar y el cariño de muchos de los clientes.
Ofrece descuentos de hasta el 80% y se queda con el trato familiar y el cariño de muchos de los clientes.
Una tienda que se dedica a la moda y complementos en Pamplona ya tiene fecha de cierre. Se trata de K'chitu, que cumple cinco años de vida, pero a partir de febrero pasará a la historia de los comercios que bajan la persiana en la capital navarra.
Está situada en la avenida de Bayona 24 y hace esquina con la calle Monasterio de Urdax en pleno barrio de San Juan. Está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local.
Como es el caso, por ejemplo, de Gelisa que se ha dedicado a la confección de cortinas y a la decoración del hogar, o la herboristería Todo Natural en la calle San Alberto Magno.
K'chitu ofrece descuentos de hasta el 80% en su tienda de moda y complementos, donde anuncia en un cartel 'Liquidación por cierre'. Hay bolsos de Anekke, blusas y pantalones de mujer, sudaderas, artículos de bisutería y vaqueros, camisas y hasta perchas en oferta.
Julia Vargas Gutiérrez es una boliviana tiene 44 años de edad y lleva 20 años en pamplona, los cinco últimos en su tienda K'chitu y los anteriores en la hostelería: "El cierre se debe a que los gastos, el alquiler y los impuestos suben y las rentas han bajado mucho".
"El año pasado bajaron bastante las ventas. Ha llegado un punto en que me he retrasado de pagos del alquiler y he tomado una decisión muy triste que me ha costado. Lo he decidido y ya está. Estoy hasta el miércoles día 31 de enero".
Julia se queda con lo bonita que ha sido la experiencia: "Con todos los clientes que he conocido, muchas amistades en algo muy diferente a la hostelería donde estaba siempre en la cocina con las comidas. Algo distinto a todo lo que hacía antes. Por un lado tristeza y por otro alegría por hacer una cosa más y diferente en mi vida".
Los clientes habituales "están muy tristes. Me dicen a ver si me traslado a otra sito con la tienda. Unos lo entienden y otros no porque esto era un sitio donde entraban a saludar, me traían un café y siempre compraban algo".
"Ha sido una cosa familiar y a todos los clientes les he llamado con su nombre. Me quedo con eso. Lo volvería a hacer sabiendo que no me iba a pasar esto de los pagos", asegura Julia Vargas.
En cuanto a su futuro profesional, afirma: "Ahora mismo quiero hacer unos cursos de informática para que me orienten y tengo pensado para más tarde un proyecto como un centro de reuniones o de cumpleaños".
Julia tiene a toda su familia en Pamplona y siempre se ha sentido apoyada: "He tenido mucha ayuda de mis hijos y de mi marido también. Hemos aguantado porque ellos me han echado siempre una mano para lo que hiciera falta. Siempre han estado ahí. Ellos veían que yo era feliz aquí.
De la gente de Pamplona que ha conocido "tengo un recuerdo muy bonito. Tengo muy buenos amigos. he coincidido con gente muy buena. De hecho, la tienda la abrí porque tenía un amigo escaparatista (Iñaki Goñi) y me ayudó. Me orientó y luego falleció de cáncer. Le estoy muy agradecida", concluye Julia Vargas.