El Archivo Municipal de Pamplona guarda y conserva muchos de los tesoros que forman parte de la historia de la ciudad. Ana Hueso Pérez, archivera y directora del archivo, se ocupa de toda organización, conservación, acceso y difusión de los documentos producidos y recibidos por el Ayuntamiento de Pamplona.
La ciudad amplona cumple 600 años del Privilegio de la Unión en 2023, momento en el que los tres burgos se unieron mediante un documento firmado el 8 de septiembre de 1423 por el rey Carlos III el Noble. Durante estos meses, el Ayuntamiento de Pamplona llevará a cabo diferentes actos en los que se cuente la historia de la ciudad.
El propio despacho de Ana Hueso cuenta con decenas de elementos históricos muy importantes en la historia de la ciudad. Por ejemplo, tiene en sus paredes los bocetos de los diferentes proyectos que se presentaron a concurso para el diseño de la fachada del edificio. También, encima de algunas de las estanterías hay elementos originales de la Casa Consistorial de 1753 que decoraban el despacho del alcalde.
En ese momento, el alcalde no tenía las funciones que conocemos ahora. Sus funciones eran más judiciales. En 1833, año en que desaparece el Reyno de Navarra y se integran en la unidad española, el alcalde empieza a tener más competencias en la ciudad.
En el despacho de la directora también hay un elemento muy importante relacionado con el Privilegio de la Unión. Se trata de una caja que no se sabe exáctamente de que año es pero por el tipo de herraje se acerca a finales del siglo XV. Esta caja estaba empaderada y cuando se encontró, en 1953, estaban los cajones por otro lado y más desorganizada.
Se podría decir que es el archivo original de Pamplona ya que se construyó para guardar los pergaminos y archivos de la organización de los tres burgos. "Esta caja intenta armonizar en una sola arca los documentos de los tres burgos. Pusieron un orden e incluso, el secretario hizo un inventario para saber dónde se guardaban los rollos", explica Ana Hueso. Tan solo podían abrir la caja los tres regidores de los burgos con tres llaves que ahora se guardan en un cajetín del despacho.
Ahora esa caja no guarda nada, pero sí que mantienen en la estantería integrada las primeras reproducciones fotograficas que se hicieron de los documentos, por el año 1950. El archivo, ya empezó a tener esas técnicas de gestión para evitar tener que sacar el pergamino y deterioralo.
También, guardan el inventario, que es un libro con uno de los primeros escudos de Pamplona de 1598. "Lo hace un secretario, Martín de Senosain, a raíz de que hay una auditoría en la que Castilla envía a Navarra para ver cómo está gastando el dinero", cuenta Ana Hueso sosteniendo el libro que ha sido restaurado. El libro está diseñado con una tinta ferrogálica, que contiene un componente muy malo y hace que esté como suelto.
Así, el mismo despacho recoge la historia y la evolución de cómo se han archivado los diferentes elementos. "De la caja pequeña vamos al edificio grande y de ahí al ordenador. El archivo sigue siendo la parte del Ayuntamiento encargada de toda la gestión documental. Tienen la custodia de los expedientes municipales actuales, que ahora son todos digitales", detalla.
En 1983 se compró el edificio con intención de que se destinase a ser archivo. "Este edificio era un colegio mayor que no tenía nada que ver con la función de archivo. Los marqueses de Murillo, procedentes del Baztán, fundaron este colegio para chicos que iban a estudiarla carrera eclesiástica", cuenta Ana Hueso dentro de lo que fue la capilla construida en el siglo XIX.
Ahora, este espacio se usa como un sitio multiusos que utilizan para guardar tanto elementos históricos como para hacer la labor didáctica y educativa de un archivo.
Dentro de algunas de esas cajas se encuentran elementos históricos como por ejemplo un paño de timbal con un escudo de Pamplona que reflejaba la moda de aquel momento. "Este es escudo se parece poco al que dice Carlos III que se haga en el siglo XVIII. Este tiene una doble corona, la del león y la abierta encima del escudo", refleja. Todos estos elementos están también bien documentados para darles el valor que corresponde.
Antes de utilizar el sistema de almacenaje en cajas, los archivistas tuvieron que hacer una labor importante para poder restaurarlos. "Hubo que quitar los celofanes de los pergaminos y ahora están colocados por tamaños y no por cronología. Hemos tenido que hacer una reogranización topográfica porque no estaban registrados. También, estamos haciendo un trabajo de actualización de la metodologia archivística".
Dentro de esa capilla se encuentra el Privilegio de la Unión de 1423. Hasta ese año, había tres zonas muy delimitadas, la Navarrería, el núcleo original de Pamplona y el burgo de San Cernín y San Nicolás. Estas tres zonas generaban conflicto al tener cada uno sus propios beneficios, por eso, el Privilegio de la Unión trata de acabar con esas tensiones y darles una unidad legal y un único gobierno.
En total hay cuatro pergaminos del Privilegio de la Unión. "Se hicieron cuatro ejemplares auténticos. Uno para el de la Navarrería, que se encuentra en la Catedral. Otros dos del burgo de San Nicolás y San Cernín. El cuarto es de la cancillería que también se quedó con uno y se encuentra ahora en el Archivo General de Navarra", detalla.
Cada uno de esos cuatros pergaminos se encuentran con unos sellos, que muchos de ellos ya están desgastados porque antes se utilizaban frecuentemente estos pergaminos. La llegada de la imprenta en el año 1500 hizo que pudieran encontrar una forma más fácil de manipular las escrituras. "Hicieron un libro en 1522 para poder utilizarlo más fácil. No es un libro impreso, se copió el Privilegio de la Unión en pergamino. Lo hizo un secretario que fue el encargado de copiar el documento más importante de la ciudad. Interpretó el escudo de Pamplona sin corona", relata Ana Hueso.
Dentro del propio libro hay anotaciones e incluso dibujos alrededor de los propios textos oficiales. Por ejemplo, en una de las páginas se encuentra un dibujo que se creía que era el primer zaldiko dibujado. "No hay evidencia de que esto sea así porque se ha podido hacer en otro momento. El libro tiene un texto tan institucional con una letra concreta. Es un documento solemne y hay marcas que no se corresponden con el texto".
El Archivo Municipal de Pamplona también conserva parte del legado documental de Pablo Sarasate. El músico navarro nació en 1844 y se fue a París con 8 años cuando el director del conservatorio de París lo acoge como hijo. Esa época coincidió con los comienzos de la divulgación europea de la fotografía y entre las familias adineradas se pone de moda los retratos fotográficos, que eran más baratos que los retratos.
Madame Amélie de Lassabathie comenzó en 1851 a hacerle un álbum a Pablo Sarasate. No sólo colecciona fotografías de Pablo Sarasate sino también de otras figuras como personalidades importantes del mundo de la música. En concreto, el Archivo de Pamplona guarda tres álbumes que no están digitalizados por la complejidad del material de las fotos. Su manipulación también debe hacerse con cuidado.
Lassabathie incluso llama a Nadar, retratista muy prestigioso de aquella época, para hacerle una fotografía a Pablo Sarasate. Incluso en uno de los álbumes se puede ver un autoretrato de Nadar con la famosa imagen del primer globo aerostático.
Uno de los álbumes guarda también una fotografía de cuando Pablo Sarasate tenía 8 años. "La fotografía es de cuando obtiene el primer premio de violín. Con motivo del centenario de la muerte hicimos un estudio de su legado. Esta fotografía no es de cuando se va a París. Está hecha en la coruña porque su padre estuvo en la coruña. La foto estaba pegada en el diploma y no teníamos toda la información", concreta.
Además de esas fotografías, guardan partituras originales de Pablo Sarasate. En ellas se pueden observar las anotaciones y correcciones que el músico navarro hacía.
El Archivo Municipal de Pamplona también conserva elementos curiosos de la historia de Pamplona. Por ejemplo, los antiguos rótulos de las calles de Pamplona. "Hemos podido recuperar de algunas calles. Son rótulos de 1799 que se hicieron en una fábrica de céramicas llamada la Talavera Navarra", cuenta.
También, en una de las salas del archivo de Pamplona se encuentra una tabla de medidas. Antiguamente, las cortes dictaban como tenían que ser las medidas y los Ayuntamientos tenían la función de vigilar que se venda lo que se dice. "Están señaladas las medidas que tienen que tener de clavo a clavo. Los fieles tenían el control y el cuidadano podía ir a comprobar si le vendían bien".
En una de las salas de lectura, abiertas al público, hay también un boceto de los primeros carteles de la feria del toro. Una pintura de 1876 que está a la vista.
Un tesoro de San Fermín que posee el Archivo Municipal de Pamplona es el primer cartel anunciador de las fiestas de San Fermín. El cartel se puede leer a la perfección y está pegado sobre una tabla a tachuela. "Es el primer ejemplar publicitario. Los antecedentes están desde 1819. Está hecho en Pamplona y es autenticado por el secretario".
El cartel tiene elementos como las cinco llagas, letras en dorao o un guiño a Navarra con las cadenas. Entre sus letras se encuentran los títulos que Fernando VII otorgó con motivo de la resistencia francesa. "Muy noble, muy leal y muy heroica".
