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SOCIEDAD

El navarro Xavier Landa, un personaje sorprendente comunicador de imagen y sabores

Xavier Landa es un personaje con alma de artista, polifacético, tan hábil comunicador con la imagen como con los sabores. 

Xavier Landa (Autorretrato, cortesía del autor)
Xavier Landa (Autorretrato, cortesía del autor)

Es un hombre versátil que desarrolla sus capacidades artísticas en todo lo que toca y muy especialmente en la comunicación visual. Es fiel a su apellido Landa como a la historia de sus antepasados, pero a la hora de firmar su obra, se presenta camaleónicamente de formas distintas: en sus años de fotoperiodista, firmaba Xabier; en muchos de sus libros Xavier; oficialmente, como en el DNI, Francisco Javier.

Niño prodigio, tocaba el piano a los siete años, se podría haber dedicado a cualquier cosa, quizás al haber nacido en el Valle del Baztán (Irurita, 1959) al contrabando. Sin embargo, se inició por casualidad en el mundo de la fotografía como paparazzo, luego ha trabajado de fotoperiodista, como publicista, ha editado libros y en el culmen del amor filial se convirtió en restaurador. No obstante, donde desarrolla su alma artística, a lo que aspira y en lo que se ve realizado es como pintor.

Desinhibido, sin tabúes para hacer lo que le gusta. Se jacta de haber vivido muchas vidas. Algunos lo califican de autodidacta, nada más lejos de la realidad, es un espíritu libre que sabe rodearse de maestros para aprender y emprender sobre la marcha, siempre con éxito. Hijo único que ha sido educado en la perfección; por eso Xavier prepara minuciosamente sus fotos, en las que echa toda la carne al asador. Su personalidad artística está marcada por la inverosímil convivencia de dos años con el escultor Jorge Oteiza.

Forma un tándem perfecto con su mujer, la periodista Carmen García Romero, Maika; constituyendo un ejemplo de simbiosis: ella pone los textos y él las fotos. Fundaron la empresa Gourmet Image que ha editado múltiples libros, gestiona un fondo de imágenes gastronómicas y ha organizado jornadas gastronómicas con lo más granado de la cocina.

Xavier Landa y su mujer, Carmen García Romero en La Taberna del Fotógrafo de Irurita (1993)
Xavier Landa y su mujer, Carmen García Romero en La Taberna del Fotógrafo de Irurita (1993)

Le conocimos como fotoperiodista en Deia, en aquel tiempo firmaba, con be, Xabier; sin embargo, ¿por qué en la mayoría de sus libros firma con uve, Xavier?

Siempre he firmado Xavier con uve, en latín, al igual que un antepasado mío. Además, estudié en jesuitas, san Francisco Javier firmaba Xavier. Quién lo escriba con be es cosa suya. En el DNI soy Francisco Javier. Si viajo o me llaman sé de dónde me llaman; si es una persona íntima o se trata de algo oficial. En la Edad Media una persona tenía varios nombres: yo sería Xavier de Goicoetxenea; uno de Pamplona me llamaría Xavier de Irurita y para alguien de Madrid, sería Xavier de Navarra.

Entonces, ¿no pretende seguir las normas del euskera batúa?

Soy hijo único, en mi casa mandaba mi amatxo; me pongo mis normas excepto las impuestas por alguien que tengo que cumplir, como las de Tráfico. El euskera me parece maravilloso, aunque no me ha interesado. El lenguaje que me interesa es el romance navarro.

¿De los jesuitas qué aprendió?          

Estudié en Javier, de los jesuitas aprendí tres cosas: primero, a tener objetivos en la vida; a analizar las cosas; y finalmente, los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola que, según Oteiza, son importantes para hacer una obra artística.

¿Cuál fue su primera experiencia en fotografía?

Nunca quise ser fotógrafo, de mayor quería ser artista, pintor. La primera foto que hice en mi vida fue con una cámara prestada de Chocolates Zahor a un ciervo que estaba con otros cien ciervos y gamos que encontramos muertos después de una nevada, un mes de mayo, cuando las hembras estaban preñadas.

¿Cómo se incorpora al mundo del fotoperiodismo?

Me tocó la mili en Canarias, allí me encargaba de hacer compras, en la tienda de pinturas había un empleado que trabajaba de fotógrafo para Hola. Un fin de semana éste tenía un ligue y me propuso dejarme una cámara para hacer unas fotos a una pareja famosa: María Jiménez y Fernando Sancho. Yo no sabía nada de fotografía. Tuve suerte. Luego me propuso hacer unas fotos a Geraldine Chaplin. Me gustó y me entró el gusanillo. Cuando vine de la mili entré a trabajar en Deia.

Primera foto, tomada en Irurita, con cámara propia en 1981 (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)
Primera foto, tomada en Irurita, con cámara propia en 1981 (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)

Tiene fama de ser autodidacta, pero ha tenido buenos profesores.

He tenido buenos maestros. El fotógrafo tiene que aprender a ver, como el músico a oír. En Deia Jorge Nagore, que es un fotógrafo del momento decisivo, me enseñó a ver, sobre todo encuadrando las copias en el laboratorio. Me metí en el mundo de la iluminación, tuve un profesor extraordinario, Javier Aguirresarobe, director de fotografía de cine que trabaja para los grandes de Hollywood. En fotografía he aprendido con Koldo Chamorro y en materia artística del escultor Jorge Oteiza.

Hemos leído que tiene unas 10.000 fotos publicadas en varios medios, ¿es cierto?

Eso viene de un escrito sobre lo que publiqué en los años de Deia, pero son muchas más. Todo parte de que yo ganaba más que mi jefe. En vez de proponer que ganásemos todos como yo, planteó a la dirección pagarme la mitad. Sin saber cuántas fotos publicaba, me intentaron engañar y me dijeron que me pagarían por foto publicada 1.000 ptas. Llegaba a publicar diez fotos al día, con lo que ganaba más por foto que con un sueldo fijo. Además, trabajaba para Colpisa.

Caratula del disco Por instinto de la banda de rock Barricada (Foto Xavier Landa, cortesía del autor).
Caratula del disco Por instinto de la banda de rock Barricada (Foto Xavier Landa, cortesía del autor).

No obstante, al final le despidieron de Deia.

Una persona que me quería mucho le pillaron en un tema de contrabando. Un director me pidió que fuese a realizar un reportaje. Me despidieron porque me negué. Para mí no hay noticia que valga la amistad de una persona.

Amanecer en Ciga. Valle del Baztán, 1985. (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)
Amanecer en Ciga. Valle del Baztán, 1985. (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)

¿Qué le ocurrió trabajando en Centroamérica?

Estuve de corresponsal para una revista en Nicaragua, me detuvieron unos niños por hacer unas fotos en donde había unos asesores rusos. Me apalearon y acabé en la cárcel.

¿Cómo fragua su amistad con el escultor Jorge Oteiza?

Trabajando para El País fui con Juan Cruz a entrevistar a Jorge Oteiza, al cual le llamó la atención cómo hacía las fotos. Me encargó que fotografiase toda su obra. Conviví con Oteiza dos años en Alzuza, acabé rezando el rosario con él y lavándole los calzoncillos. En un momento de crisis artística, me nombró su heredero universal, como también había hecho con otros.

Tendero de Irurita. 1991 (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)
Tendero de Irurita. 1991 (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)

¿Cómo se introduce en el mundo de la restauración?

Hubo un tiempo, con Maika, que nos planteábamos las alternativas de instalarnos en Barcelona, Madrid o Pamplona, ya que colaborábamos con El País y El Periódico de Catalunya. Sin embargo, mi madre cayó enferma y decidimos venir a Irurita para cuidar a mis padres. En 1993, montamos en la casona familiar un restaurante: La Taberna del Fotógrafo. Cuando se enteró Oteiza me insultó y me dijo que estaba cometiendo un suicidio artístico.

¿Tuvo formación para entrar en la restauración?

Cocinaba en casa, en la sociedad, pero no tenía experiencia en restaurante. Primeramente, aprendí con Julián de Tolosa, que no era de Tolosa, sino de un pueblo de la Ribera de Navarra, especializado en chuletas. Luego estuve en El Mesón Egüés con Fermín Lasa, el mejor alumno de Julián, me enseño a asar, hacer pimientos y alcachofas. Gracias a él me especialice en caza, verduras, productos naturales y en el cordero del Baztán. Al final, no pude poner parrilla por no cumplir el reglamento.

¿El restaurante, marchaba bien?

Tuvimos una clientela extraordinaria como el barón de Rothschild, la familia Hohenlohe… A mi casa venía mucha gente de Biarritz, Burdeos, Marbella, Madrid, Bilbao, San Sebastián e Irún.

Pero si funcionaba bien, ¿por qué cerró?

Tras diez años, cerramos por enfermedad. Tenía que elegir. No podía trabajar entre semana en publicidad y los fines de semana en el restaurante. Con el restaurante cerrado, como éramos del mundo de la comunicación y de la cultura gastronómica, en 2005 fundamos Gourmet Image, para gestionar el archivo fotográfico, banco de imágenes… Organizábamos cursos, talleres y catas a ciegas para grandes importadores.

Usted es un caso poco común que tiene que fotografiar los platos que previamente ha preparado. ¿Qué es más creativo fotografiar o cocinar?

Tanto la fotografía como cocinar es puro amor. Es lo mismo. Lo que hago es para ser feliz; es dar a los demás. Cada uno busca su punto de felicidad. En cualquier caso, la creatividad más sencilla es con lápiz y papel.

Xavier Landa en La Taberna del Fotógrafo (Foto Jorge Nagore)
Xavier Landa en La Taberna del Fotógrafo (Foto Jorge Nagore)

La foto de Jorge Oteiza, parece un bromóleo, da un aire de espectro que encaja totalmente con el personaje.

Es una técnica anterior al bromóleo. Me dio por la fotografía al carbón como hacía Ortiz de Echagüe. Tuve que partir de cero con una técnica del siglo XIX. Fabricaba el tinte negro machacando los huesos restantes del restaurante. El papel me lo suministraba un mexicano. Eran copias únicas. Hice una exposición en los bajos del restaurante, vendí casi todo a 500.000 ptas.

Retrato de Jorge Oteiza 2003 realizado con una técnica del siglo XIX (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)
Retrato de Jorge Oteiza 2003 realizado con una técnica del siglo XIX (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)

¿Con qué cámaras fotográficas ha trabajado?

Lo que más he usado, en paso universal, Canon y Nikon; en gran formato, Hasselblad en 6x6 y Sinar 9x12. Sinar no es por el tamaño, la he utilizado mucho en gastronomía porque con ella ves como tu ojo, puedes regular la perspectiva. Para trasmitir la sensación de realidad es necesario ver como el ojo.

Roast beef (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)
Roast beef (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)

¿La foto gastronómica requiere mucho trabajo?

Meto muchas horas de preparación. Tal vez, viene de cómo he sido educado, mientras los otros niños cortaban la leña con hacha, mi aita me obligaba a cortarla con escuadra, cartabón y sierra. La fotografía gastronómica es muy difícil, hay que sacar el relieve para que den ganas de cogerlo, de tocarlo. Para que una foto tenga realidad debe tener dos cosas: una buena iluminación y una correcta perspectiva. He trabajado para Findus, Campofrío y para las principales firmas de comidas españolas, francesas y algunas portuguesas. Me contrataban porque las fotos les llamaban la atención con cosas sencillas. Yo no me complico la vida, ni para cocinar, ni para pintar, ni para nada.

Bacalao (Foto Xavier Landa, cortesía del autor).
Bacalao (Foto Xavier Landa, cortesía del autor).

¿Es aficionado a los toros?

Me encanta el mundo del toro, siento la tauromaquia. Entre los 20.000 libros que tengo en casa, hay unos 200 de toros. Tengo un documento de un antepasado que el rey le regala unos toros para su boda. Miura significa muérdago, los antepasados de don Eduardo procedían del Baztán, comenzaron como ganaderos de reses bravas cruzando con Carriquiri.

Su primer libro Pelotari su entorno es una verdadera joya con una cuidada presentación y una encuadernación de lujo, ¿cómo nace?

En 1992, en las Olimpiadas de Barcelona, la pelota vasca fue deporte de exhibición. Con Maika, comencé a trabajaren el libro de pelota. A su vez, el Gobierno de Navarra estaba interesado en el tema, pero me sacaron de la lista por vasco. Edité una única edición, en cuatro idiomas, con 1.000 ejemplares, arriesgando 5 Mptas. Iberdrola y BBVA me compraron un montón de libros.

Foto de la portada del libro Pelotari su entorno (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)
Foto de la portada del libro Pelotari su entorno (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)

Luego vinieron otros libros.

La Ginebra, que firma Rafael Ansón, antiguo presidente de la Real Academia de Gastronomía española. Se editó en varios idiomas. La gente debe saber que la ginebra es un invento español. Sin los españoles la ginebra holandesa no hubiese existido. El de Comida Original se utiliza en el extranjero como libro de lectura para aprender español. En total he publicado 44 libros, con ellos no he perdido dinero.

¿Cuál es su último libro?

Los últimos siete años los he dedicado a investigar sobre mis antepasados, he encontrado personajes geniales; como Juan López de Lazcano, que lo mataron con una ballesta. Yo soy fruto de dos linajes enemigos, mezcla de lo mejor y de lo peor. La frontera entre Navarra y Guipúzcoa, está hecha por mi familia durante siglos. Para Sancho el Fuerte mis antepasados eran los “malhechores”. Hoy es el día que el escudo de Álava viene inscrito “contra malhechores” que somos nosotros. Del libro sólo editaré veinte ejemplares.

“Contigo pan y cebolla” foto que ilustra un guiso de cebollas del libro Cocina Original, Aquitania Francia 2005 (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)
“Contigo pan y cebolla” foto que ilustra un guiso de cebollas del libro Cocina Original, Aquitania Francia 2005 (Foto Xavier Landa, cortesía del autor)

¿Hasta qué año ha llegado investigando sobre sus antepasados?

La base ha sido el Archivo General de Navarra. Primero con un juicio de una partida de mus, en el que encontré la raíz de todo. Siguiendo eso me llevó documentalmente hasta el año 1.200, cuando Guipúzcoa se independiza de Navarra. Mi bisabuelo, que era de buena familia, se casó con una agote.

Eso tiene cierta similitud con El barrio maldito de Félix Urabayen.

Mi tatarabuelo era sastre de la calle Mayor de Pamplona. Mi bisabuelo, un Gaztelu, se enamoró de una agote y se casó con ella. Nos tuvimos que venir a vivir a Baztán, porque estábamos mal vistos. Los agotes estuvieron esclavizados y marginados durante siglos en España y Francia.

Ahora que ha dejado la labor de investigador, ¿a qué dedica su tiempo?

En este momento estoy pintado. Es en lo que más me gusta y con lo que me siento realizado.

Dámaso Zabalza, compositor y pianista nacido en Irurita (1833-1894). Cuadro pintado por Xavier Landa, cortesía del autor.
Dámaso Zabalza, compositor y pianista nacido en Irurita (1833-1894). Cuadro pintado por Xavier Landa, cortesía del autor.


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El navarro Xavier Landa, un personaje sorprendente comunicador de imagen y sabores