Un equipo sanitario de la Universidad de Navarra ha viajado este fin de semana a Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, para seguir trabajando la prevención del cáncer de cérvix en mujeres congoleñas.
Este grupo está compuesto por seis profesionales y ocho estudiantes de medicina, dirigidos por el Dr. Luis Chiva, director del departamento de Ginecología y Obstetricia de la Clínica Universidad de Navarra. También cuenta con la colaboración de la ONG Amigos de Monkole y el proyecto recibe el nombre de Elikia (esperanza en lingala).
El equipo partió de Madrid llevando más de 600 kg de material médico. En Kinshasa, se instalarán en Mont Ngafula, donde está el Hospital de Monkole.
Durante dos semanas trabajarán para mejorar el sistema de cribado del cáncer cervical que se ha aplicado en expediciones anteriores. Desde hace ocho años, el equipo colabora con el hospital congoleño en investigar un método de cribado eficaz para la población congoleña.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el virus del papiloma humano (VPH) causa cerca del 99 % de los casos de cáncer de cérvix. En el Congo, esta enfermedad provoca la muerte de más de 4.800 mujeres anualmente. E
ste año, el proyecto Elikia introduce la prueba de PCR en el Hospital de Monkole, capaz de dar un diagnóstico fiable en menos de una hora.
La expedición cuenta con cinco profesionales de la Clínica Universidad de Navarra —Luis Chiva y Cristina Fernández (ginecólogos), Gabriel Reina (microbiólogo), Carolina Antón (citotecnóloga) y Blanca Gascón (enfermera)— y con la residente en ginecología del Hospital Virgen de Valme, Guadalupe Quintana. Al personal médico se le suman siete estudiantes de Medicina de la Universidad de Navarra —Goretti Olazabal (Gipuzkoa), Ibon Villanueva (Vizcaya), María Requena (Navarra), Alicia Novo (Valladolid), Javier Segovia (Zamora), Lucía Castillo (La Rioja) y Carolina Quintanilla (Madrid)— y otro alumno de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona, David Martínez-Sellés.
Desde 2017 el Dr. Chiva ha viajado diez veces a Kinshasa con el objetivo de crear un cribado sostenible del cáncer cervical. Las dificultades para establecer un programa de vacunación (coste, refrigeración, transporte…) han llevado al equipo a buscar alternativas viables y económicas. “Empezamos con una inspección visual asistida por una prueba de ácido acético y yodo que ayudaba a discernir si las mujeres tenían el VPH —explica el Dr. Chiva—. La PCR que traemos este año es mucho más eficiente y rápida”.
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