Lo que ingresan les da justo para pagar nóminas y comprar alimentos. Cualquier gasto de más, hace resentirse a las cuentas de las Hermanitas.
Las Hermanitas de la Caridad de Pamplona llevan prácticamente 150 años procurando asilo a los ancianos más necesitados de Pamplona. No sólo sacan adelante una gran labor social, sino que muchas veces dicha labor no es considerada suficientemente. No en vano, el único requisito que ponen a los ancianos para entrar en su residencia es ser pobres, siguiendo el mandato y las enseñanzas de su fundadora: Santa Juana Jugan.
Entre las 11 hermanas que en la actualidad viven allí, mantienen una residencia que atienden 37 trabajadores y trabajadoras con sus respectivos sueldos, y a 59 ancianos pobres que únicamente aportan sus pensiones, ninguna de la cual (pues es requisito) pasa de los 800 euros.
En esta situación, la labor de las hermanitas de los pobres es, como hicieran sus predecesoras, salir a los caminos para buscar donaciones con las que mantener a los ancianos pobres. Esto, traducido al siglo XXI consiste en conseguir donaciones de producto para el comedor de la residencia, para lo cual, necesitan desplazarse a docenas de empresas que altruistamente donan producto.
Así lo explica la Madre Superiora, Rosa León Sepúlveda, que señala que "algunas empresas de conservas nos donan producto y tenemos que ir a recogerlo". Ese producto, junto a lo que recogemos del Banco de Alimentos, es la base del sustento de los ancianos que viven en la residencia.
Esta labor la llevan a cabo en una camioneta que ha cumplido 21 años, ha dado dos vueltas al contador de los kilómetros y en el presente año ya les ha dado más de un disgusto. "Justo ante de Sanfermines se averió en carretera y, aunque la reparamos, ha seguido dando problemas".
Esta claro que la furgoneta con la que acuden a buscar leche, conservas, hortalizas, legumbres, fruta... para los ancianos está en la últimas "y nos vemos obligadas a reponerla, porque es un instrumento esencial para nosotras".
"En este sentido, Rosa explica que han pedido varios presupuestos y las camionetas nuevas "como la que tenemos" valen cerca de 40.000 euros; una cantidad que, "ni de lejos tenemos".
Y es que según explica, "vivimos muy al día". "Lo que ingresamos nos da lo justo para pagar las nóminas y comprar los alimentos de la dieta básica que no hayamos podido conseguir en donación", de manera que cualquier gasto de más, hace resentirse a las cuentas de las Hermanitas.
Exactamente eso les sucedió con la brutal subida del precio de la energía en España, que disparó la factura de la luz en un verano especialmente caluroso en el que no podían dejar a los ancianos sin aire acondicionado.
Hicieron un llamamiento a la solidaridad de la sociedad pamplonesa, y esta respondió con creces. En pocos días consiguieron poder abonar las facturas de la luz que tenían pendientes. Además, una fundación donó placas solares que precisamente esta semana han terminado de ser instaladas, por lo que las Hermanitas estaban especialmente agradecidas y satisfechas.
La cuestión ahora es que necesitan una nueva camioneta y no tienen cómo hacer frente a su precio, por lo que "nos hemos vuelto a poner, como hacemos siempre en manos de San José" "Sabemos que Él no nos va a fallar", asegura confiada.
A los pies de la figura que preside la entrada de la residencia han puesto un cartel haciendo saber a todo el que acude de su necesidad "y ya veo que la providencia divina ha vuelto a actuar, porque me estás llamando", le ha dicho a este periodista.
Rosa asegura que en solo dos días han sumado una pequeña parte de esos 39.000 euros. "Una anciana que vive en las casitas del Obispado, que tiene una pensión de 400 euros, y que no puede ahorrar prácticamente nada, nos ha traído 200 euros que tenía guardados. No sabes cuánto se lo agradecemos y cómo la encomendamos".
"Todas las donaciones que recibimos las agradecemos profundamente, porque la bondad y la caridad de la sociedad que nos rodea es la que permite dar un a vida digna a estos ancianos", repite la Madre Superiora, que remarca que "tratamos de ser fieles a las enseñanzas de nuestra fundadora, Santa Juana Jugan, y sólo admitimos en la residencia a ancianos sin recursos".
Por ellos hacen esta nueva llamada de auxilio. "Los navarros son gente generosa que siempre han respondido ante nuestras necesidades. Somos conscientes de que en este caso, la necesidad es un poco cara, pero es que es absolutamente imprescindible para que podamos hacer nuestra labor". Por eso, asegura que "cualquier ayuda, por pequeña que sea, nos va a venir muy bien y nosotras la agradeceremos de todo corazón".
Las Hermanitas de los Pobres tienen en la entrada de la residencia un buzón en el que los pamploneses depositan sus donativos. Es el medio más rápido y más directo para hacerles llegar la caridad 'en efectivo', aunque también disponen de medios más modernos, como el de la transferencia bancaria a la cuenta ES62 2100 9161 45 2100020177, o través de Bizum en el número 06572.
Asimismo, disponen de un documento de domiciliación con la aportación mensual, trimestral o anual de la cantidad que cada ciudadano quiera hacer, con su correspondiente certificado de deducción fiscal en la declaración de la renta.
Las Hermanitas de los Pobres han ayudado a muchos miles de ancianos de Pamplona de forma totalmente desinteresada desde que se establecieran en la capital navarra a finales del siglo XIX. Siempre de la mano de la solidaridad de la sociedad que les rodea, así como de sus benefactores, empresas e instituciones. Hoy ellas necesitan, para seguir desarrollando su labor, el empuje de todos.
