Javier Zubieta Sesma es un voluntario navarro que estos días pone todos sus esfuerzos en encontrar a desaparecidos por la DANA en Valencia. Concretamente, en la zona de Picaña y Paiporta, una de las más afectadas por el desastre. Llegó el jueves, a primera hora de la mañana, junto a un equipo de rescatistas voluntarios de la Urban Search and Rescue (USAR).
Tras ver en las noticias el desastre que había dejado la DANA la noche del lunes al martes de la semana pasada, no se lo pensó. Supo que tenía que ir ayudar a los afectados. "Lo que me motivó a venir a Valencia fue el hecho de saber que yo estoy preparado para ayudar a estas personas y que quizá podía localizar a sus seres queridos", cuenta.
En Valencia se encontró con el relato del horror que vivieron los vecinos afectados por la DANA. "Me cuentan que todo fue muy rápido y, en cuestión de minutos, han visto sus hogares destruidos y convertidos en montañas de basura en las calles", comenta sobrecogido. Y pide ayuda para que, poco a poco, "puedan volver a rehacer su vida y comenzar las fases de recuperación emocional".
Desde que recaló en tierras valencianas, sus días se han convertido, paradójicamente una especie de rutina atípica. Esto es así por el carácter extraordinario de la labor que le toca hacer. Y también por su dureza.
"Nuestro día comienza temprano. Hacemos un briefing haciendo un briefing para coordinarnos y nos dividimos en diferentes sectores de trabajo y equipos de cuatro personas", explica. Una vez en la zona de trabajo comienza la labor de buscar los cuerpos de personas que pudieran haber quedado atrapadas en garajes y pasos subterráneos.
Y así transcurren sus horas: "Vamos avanzando por las calles del sector asignado", relata. Y acceden a los lugares en los que consideran que podrían encontrar a personas desaparecidas. "Entramos en esos garajes en los que por la noche se ha sacado el agua para que podamos acceder", detalla.
Ya sobre las 18 o 18:30 horas, cuando oscurece toca replegar. Después de un duro día de trabajo, estos voluntarios tienen que descansar para poder continuar con la labor al día siguiente.
Cuando pasa casi una semana de la DANA, es consciente de que la posibilidad de encontrar a personas atrapadas con vida es prácticamente imposible. "El primer día que empiezas con las labores de búsqueda, y más en mi caso siendo el mismo jueves, tienes la esperanza de encontrar a alguien con vida, pero según van pasando los días sabes que eso empieza a ser más complicado o, incluso, imposible", lamenta.
Zubieta insiste en que él se centra en hacer bien su trabajo. "La única manera de seguir es bloquear en cierta forma ese componente emocional", reconoce. Pero no es de piedra: "Te mentiría si te dijera que no hemos llorado estos días". En ese sentido, hace hincapié en que los componentes de su equipo y él mismo son seres humanos: "También nos rompemos".
En este momento de la entrevista recuerda la escena que más le ha impactado estos días: "Todos los rescates han sido duros, pero el que más marca me ha dejado fue el de una pareja mayor que murió en un coche. Los encontramos dados de la mano".
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