Entre montes y en un paisaje envidiable se encuentra Santestaban, un municipio a 53 kiómetros de Pamplona en la comarca de Malerreka. Tiene como vecinas a localidades como Sunbilla, Bertiz-Arana, Donamaría y Elgorriaga.
Además de conocer los alrededores, Santesteban cuenta con muchos lugares de interés y con una larga historia. Este municipio fue pueblo de mercaderes en el medievo, actualmente también son comerciantes.
La Iglesia de San Pedro es la más reconocible del municipio. Cuenta con grandes dimensiones y fue levantada y ampliada en diversas épocas, sobre todo entre los siglos XVI y XVIII.
La Torre de la Iglesia pasa por ser en sus orígenes la Torre del antiguo Castillo de los Señores de Lerín. El primer cuerpo de sillería es el más antiguo y te puedes fijar en su carácter defensivo, ya que mantiene sus troneras y sus cañones. En el interior destacan sus retablos barrocos y su órgano, un Cavallie Coll de 1887, de estilo rococó.
Entre sus calles destacan las casas típicas del valle. La calle Intzakardi es una de esas por las que perderse. En el cruce con la calle Mayor puedes encontrarte con la Casa-Palacio del siglo XVIII, con las armas de los apellidos Bertiz y Ezpeleta.
Siguiendo por la calle puedes ver las artekas entre las casas, que sirve para presentar esta forma de construcción y como ahí iba a parar el agua sucia, y la utilización de las zurrutarriak como fregaderas.
La Casa Erraztunea se encuentra deshabilitada pero aquí vivió el conocido compositor navarro Joaquín Larregla (1865 Lumbier – 1945 Madrid) conocido por su jota «Viva Navarra» para piano.
Así mismo su hija Pilar se casó con Federico Moreno Torroba (1891 – 1983), compositor madrileño que cultivó todos los géneros aunque es especialmente conocido por sus composiciones de Zarzuela, entre ellas 'Luisa Fernanda'.
Además, Santesteban cuenta con numerosos lugares para descansar y reponer fuerzas. Por ejemplo, el Restaurante Donamaría, un templo de la comida casera de generosas raciones y guisos se fundó en el siglo XX y por él han pasado cuatro generaciones de la familia Santamaría, una familia dedicada con pasión a la restauración y que hace sentir a los clientes como en casa.
También, hay una cafetería donde endulzarse el paladar. La Pastelería Cafetería Julia es un negocio familiar donde cada día hornean y realizan dulces de forma artesanal.
En esta cafetería especial combinan la tradición con la creatividad. Entre su oferta se puede elegir entre desayunos con las típicas tostadas con jamón o una tostada brioche con lotus y nata. También para los amantes del salado tienen tostada ensemillada con aceite y aguacate.
En cuanto a bollería tienen todo tipo de dulces como donuts, croissant o palmera de hojaldre. Todo esto se puede acompañar de un chocolate caliente u otras variantes del café como caramel macchiato. También, cuentan con gofres de diferentes sabores como nocilla blanca, nutella con helado de vainilla o de lacasito, entre otros.
Los bizcochos y tartas también son una opción en la Cafetería Julia, donde se puede elegir con algunos como tarta de zanahoria, de queso, brownie de chocolate o goxua.
"Valoramos la autenticidad, además, mantenemos un ambiente cálido y acogedor. Nuestra sostenibilidad es una forma de dar las gracias a la comunidad que nos rodea, mientras que nuestra innovación responsable nos impulsa hacia el futuro sin perder de vista nuestra tradición. Priorizamos la transparencia, compartiendo la historia detrás de cada producto y practicando el cuidado del cliente en todo lo que hacemos", añaden en su página web.
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