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SOCIEDAD

El pueblo muy cercano a Navarra donde los niños aúllan a los muertos por Halloween

El proceso comienza con la elección de las calabazas que serán vaciadas y talladas en forma de calaveras.

Calabazas de Halloween. Archivo.
Calabazas preparadas para celebrar Halloween. Archivo.

Ambel, un pequeño pueblo de Aragón ubicado a solo 20 minutos de Navarra, es un lugar que ha capturado la imaginación de quienes buscan experiencias únicas y peculiares. Situado en la falda del Moncayo, está a pocos kilómetros de la localidad navarra de Cortes.

Aunque la localidad podría pasar desapercibida en el mapa de España, se destaca por un rito muy curioso y peculiar que ocurre cada 1 de noviembre. Se trata del Rosario de las Calabazas, una celebración que fusiona la religión, la creatividad y la tradición de una manera única.

La Parroquia de San Miguel, el corazón espiritual de Ambel, cobra vida a las 18 horas del 1 de noviembre. Es entonces cuando los habitantes del pueblo se congregan para llevar a cabo el Rosario de las Calabazas, un evento que no es precisamente un rosario normal. La singularidad de esta tradición radica en la participación de los más pequeños, junto con los jóvenes del pueblo, quienes se embarcan en una actividad que combina lo sagrado con lo lúdico.

El proceso comienza con la elección de calabazas que serán vaciadas y talladas en forma de calaveras. Estas calabazas se convierten en lienzos en blanco para la creatividad de los participantes. Cada calavera de calabaza es tallada con precisión y atención al detalle, y en su interior se coloca una vela encendida. El resultado es un grupo de calabazas-calaveras iluminadas, que brillan en la oscuridad de la noche.

Las calabazas-calaveras se alinean estratégicamente cerca del cementerio del pueblo. Estas calaveras iluminadas son más que simplemente decoraciones; son un símbolo de la memoria y la conexión entre los vivos y los seres queridos que han partido. El cementerio de Ambel es un lugar de profundo significado, y el Rosario de las Calabazas rinde homenaje a los difuntos de una manera inusual y conmovedora.

Mientras las calabazas-calaveras se alinean, los participantes esperan la procesión. Cuando esta comienza, los jóvenes y los más pequeños del pueblo emiten aullidos y gemidos. Esta exhibición de ruidos simula el lamento de las almas en pena, un gesto que busca representar la búsqueda de su camino hacia el camposanto. La procesión es un momento solemne y reflexivo, pero el aullido de los jóvenes aporta una dimensión única a la celebración, combinando lo sagrado con lo lúdico de una manera que solo Ambel puede ofrecer.

Después de la procesión, los jóvenes llevan sus calabazas-calaveras hasta la puerta de la iglesia. Allí, encienden nuevamente las velas en el interior de las calabazas. Un jurado formado por miembros de la comunidad observa detenidamente el trabajo realizado en cada una de las calabazas, evaluando su calidad y creatividad. Cada calabaza recibe una calificación del uno al cinco, y al final de la evaluación, se anuncian las tres calabazas ganadoras, que son recompensadas con premios.

El Rosario de las Calabazas es un evento que combina elementos de tradición, religión, creatividad y diversión en una celebración única y memorable. Esta tradición no solo conecta a la comunidad de Ambel con sus raíces y sus seres queridos fallecidos, sino que también atrae la atención de visitantes de otras regiones y culturas, que quedan fascinados por la singularidad de este rito.

El pueblo de Ambel ha sabido preservar esta tradición a lo largo de los años, convirtiéndola en un evento anual que fortalece los lazos de la comunidad y mantiene viva la memoria de los difuntos. Además, las calabazas-calaveras se han convertido en un símbolo distintivo de la identidad de Ambel y un atractivo turístico para quienes buscan vivir una experiencia única en un rincón tranquilo y hermoso de Aragón.

Ambel y su Rosario de las Calabazas son un ejemplo excepcional de cómo una comunidad puede mantener viva su historia, sus tradiciones y su cultura, al tiempo que atrae la atención de personas que buscan experiencias auténticas y memorables. Esta celebración es un testimonio de la riqueza de la cultura española y un recordatorio de la importancia de preservar las tradiciones locales.

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El pueblo muy cercano a Navarra donde los niños aúllan a los muertos por Halloween