Hace cinco años, en noviembre de 2019, Afortunato Café nació en el barrio de Lezkairu. Se trata de un local situado en la Calle Manuel López González, justo al lado del restaurante La Mudita. Es un establecimiento que está muy cerca de otros que hemos conocido en esta sección de comercio local, como la cafetería Kutixi, que cerró recientemente unos meses después de abrir, o la frutería Somos La Pera, de moda en Pamplona.
Afortunato es una empresa de café, dedicada al tueste, a la venta presencial en su local y online, y que ofrece la posibilidad de probar sus productos en una cafetería, también en el mismo local.
Uno de los cuatro socios de la empresa, Joaquín Ilzarbe, de 58 años de edad, recuerda el contratiempo que vivieron al llegar la pandemia cuando habían abierto recientemente. "El inicio de por sí fue lento. Empezaban a venir los clientes poco a poco, y el barrio no estaba tan desarrollado como ahora. La pandemia fue un palo gordo", asegura.
Sin embargo, durante los meses de cuarentena, la empresa de café no cesó su principal misión: tostar. "Nosotros no paramos. Además, también teníamos que envasar y repartirlo. La clientela que habíamos hecho seguía comprándonos. Tuvimos la suerte de no parar de trabajar. De hecho, yo trabajé el doble", ríe.
Joaquín Ilzarbe considera que el principal valor de su negocio es el reto de hacer café de especialidad, que sea orgánico y que tenga en cuenta un proyecto social. Es decir, quien está detrás de él.
"Afortunato es una empresa de café de especialidad que apuesta por un equilibrio, que me gusta decir a mí. Es bueno en sabor, bueno para el planeta y bueno para sus productores", explica Joaquín Ilzarbe. Precisamente, estos productores provienen de multitud de países de todo el mundo.
"Lo traemos, por ejemplo, de Colombia, de Etiopía, de Honduras, de Perú, de Kenia o de Indonesia. Además, nos gusta conocer a las personas que nos suministra el café y saber de donde viene, para explicárselo al cliente. Ayer mismo nos envió un vídeo nuestro amigo Bernard Ornilla, quien nos envía a menudo café producido en su finca Gaia, en Honduras", expresa.
En Afortunato, su labor consiste en tostar de la manera adecuada este café orgánico proveniente de diferentes lugares y ofrecérselo al público. Ellos son los intermediarios entre ambos.
"El café es a veces un tema social. Es un producto que te hace conectar con mucha gente", asegura Joaquín Ilzarbe. "Además, muchas veces se olvida el mérito del productor, que es el protagonista. Y sin una buena materia prima nada es posible"; declara.
El precio del café a la venta ronda los 40€ el kilo, dependiendo del tipo. Se suelen comprar en paquetes de 250 gramos que cuestan alrededor de 12€, tanto en el local de la Calle Manuel López González como online.
Además de la tienda, el local está formado por una cafetería en el que el cliente puede probar el producto, y acompañarlo de diferentes bizcochos y dulces variados.
Afortunato ofrece también sesiones de catas y talleres de su café. Su precio es 25€ y duran alrededor de una hora y media. "Ponemos en diferentes cuencos unos 6 cafés de diferentes países, y se valora su fragancia, su sabor, y también el final, el regusto que deja", explica el socio del local.
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