Las hermanas Estela y Sandra Sánchez siguen al pie del cañón en la carnicería que abrieron sus padres José Luis Sánchez Echeverría y Juana Mari Zoroquiain en Pamplona hace 49 años. Son la segunda generación de la familia en una profesión que han conocido desde que eran pequeñas.
La carnicería José Luis Sánchez está situada en la esquina de la calle Guelbenzu con la calle Isaac Albéniz, en pleno barrio de la Milagrosa de la capital navarra. Está muy cerca de algunos establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local como es el caso de la zapatería Guelbenzu de Elena Asiáin o la bodega Núñez de los hermanos José y Carmen Núñez.
La Milagrosa es un barrio que ha cambiado mucho desde la llegada de los inmigrantes. La calle Guelbenzu se ha llenado de locales nuevos de extranjeros y está desapareciendo el comercio tradicional. Las grandes superficies y la nueva forma de comprar se imponen sobre las tiendas familiares de toda la vida.
Estela y Sandra Sánchez explican sus inicios: "Somos de Pamplona. De toda la vida en el barrio. Yo he nacido aquí. Vivíamos aquí y teníamos la tienda aquí. El año que viene la tienda cumple 50 años. La cosa está un poco complicada porque el comercio se cierra y el que abre es comercio extranjero".
Se caracterizan por una manera de trabajar: "Nosotros todo lo hacemos con producto local. Deshuesamos y elaboramos aquí la carne como hace 50 años, como nos enseñaron nuestros padres. Todo es casero y aquí seguimos intentando aguantar".
Su forma de trabajar es la de toda la vida: "No nos queremos meter en el 'boom' del precocinado, sino que mantenemos nuestra tradición que cada día es más difícil. Ahí nos mantenemos. estamos contentas aunque podríamos estar más contentas".
En cuanto a la clientela, aseguran: "Tenemos a la clienta de toda la vida y mucha gente joven que ha venido al barrio por la ikastola. La tarde es mucho de gente joven. Prueban los productos caseros, ven la calidad y repiten. Estamos contentas".
Las dos hermanas han visto visto el gran cambio del barrio: "Antes lo primero que hacían las madres era venir con la bata a comprar y luego a cocinar. Ahora lo de cocinar se ha quedado atrás y se piden cosas más rápidas. Antes el fin de semana se dedicaba la compra grande y ahora a las tardes se trabaja muchísimo".
No pueden evitar un poco de nostalgia: "De aquí, de la Milagrosa somos la única carnicería tradicional. Ya no quedan más. Solo quedamos nosotras y pescadería no hay. Somos las últimas", afirman Estela y Sandra.
"Nosotras decimos que somos la aldea gala de Asterix y Obelix. Te abren negocios de extranjeros y aquí resistimos", afirman las dos hermanas.
Estela tiene 47 años y Sandra 50 años: "Creo que no hay relevo familiar, aunque nunca se sabe. Queremos que nuestros hijos sigan en lo que han estudiado. Nosotras también trabajamos en otras cosas hasta que nos decidimos a seguir en serio en la carnicería".
El día a día del negocio no es fácil: "Hay semanas y días que a veces te planteas seguir o no. A veces es duro. Ha cambiado tanto el consumo que lo primero parece que es el ocio y luego la comida. Ha habido un cambio muy radical", señalan las dos hermanas.
También influye la pandemia y la subida de los precios, "pero afortunadamente, aún hay gente que valora dar un buen servicio, el comercio tradicional y ofrecer un buen producto", concluyen Estela y Sandra Sánchez.
