Hay un pincho en Pamplona que se ha ganado, a pulso, un lugar entre los imprescindibles de la ciudad. Es el de ensaladilla rusa, una tapa tan generosa que muchos clientes bromean diciendo que “con uno solo ya casi hemos comido”. Su éxito no es casualidad: lleva años triunfando entre quienes buscan el sabor tradicional y una buena ración servida con simpatía tras la barra.
El local, todo un clásico del barrio de San Juan, es de esos bares donde siempre hay ambiente, conversación y olor a fritos recién hechos. Solo hace falta entrar para notar que allí se mezclan amigos del barrio, trabajadores que paran a almorzar y clientes fieles de toda la vida.
En días soleados, la terraza está a rebosar y dentro no cabe un alma. En las paredes, varias televisiones emiten los partidos de fútbol de Osasuna o de pelota, mientras en la barra se amontonan los pinchos que han hecho famoso al lugar.
El Bar Danubio, dirigido por Miguel y Antonio Velaz Iso, se encuentra en la calle Monasterio de Urdax, 22, aunque su entrada está en la plaza de Santa Gemma s/n. Desde 1973, este establecimiento se ha mantenido como un punto de encuentro en el barrio. “Aquí siempre ha habido buena comida y mejor ambiente”, comenta un vecino habitual mientras señala la vitrina donde reina la ensaladilla.
La tapa estrella, la de ensaladilla rusa, tiene un equilibrio perfecto entre cremosidad y sabor. Se presenta en porciones generosas, acompañada de pan y con ese toque casero que recuerda a las recetas de siempre. Es tan popular que muchos acuden solo por ella. “Hay quien viene expresamente a por la ensaladilla, y si no la tenemos, no se va contento”, explica entre risas uno de los camareros.
Pero no es lo único que atrae a los clientes. Los fritos del Danubio —de pimiento, gamba, jamón y queso, huevo, tigre, calamar y croqueta— son otro de los reclamos. También sus pinchos, desde el especial de ajoarriero hasta los de tortilla de patata, chistorra, salchichas frescas, jamón, lomo o bacon. Los bocadillos, por su parte, completan la oferta con combinaciones tan exitosas como los de tortilla con queso, atún, pimientos, vegetal o ajoarriero.
El bar ofrece además una buena selección de raciones, entre ellas las de rabas, patatas bravas, revuelto de gambas, jamón ibérico, chistorra o gambas al ajillo. Todo ello acompañado de un ambiente cercano y de ese trato familiar que conserva el encanto del bar de toda la vida.
La popularidad de la ensaladilla rusa ha ido en aumento en toda Navarra. A primeros de octubre, el Bar Kaixo se proclamó vencedor del concurso La Mejor Ensaladilla de Navarra, en una cata ciega en la que participaron 38 propuestas. Tras una intensa tarde de deliberación, el jurado seleccionó seis finalistas, y finalmente el premio viajó a Alsasua.
El Restaurante Kaixo se llevó el premio principal de 1.000 euros, entregado por Emilio Marca, de Hellmann’s, y Javier Arístegui, de la Cooperativa de Hostelería. Su propuesta, llamada “Ensalamiña”, destacó por su equilibrio, la excelente integración de los ingredientes y una textura especialmente cremosa, según valoró el jurado.
También la industria navarra ha sabido aprovechar este tirón. La empresa Egrin Alimentación, con sede en Lodosa, adquirió hace dos años la participación de Sodena y ha seguido creciendo con fuerza. Fundada en 2016, esta compañía fabrica y comercializa productos listos para comer, entre los que sobresalen la ensaladilla rusa, las ensaladas de cangrejo y americana y los hummus clásico y Marrakech.
Pamplona conserva así su amor por los bares de siempre, donde la calidad se mide en cucharadas. Y entre todas las opciones, pocos pinchos despiertan tanta unanimidad como el de ensaladilla rusa del Bar Danubio, una tapa que ha sabido mantenerse fiel a su esencia mientras sigue conquistando paladares año tras año.