COMERCIO LOCAL
Noel, la mujer que lucha por sacar adelante su negocio en un barrio de Pamplona: "Tenía que probar"
"Abro todos los días a las 9 de la mañana y me voy a las 10 u 11 de la noche. Tampoco cerramos al mediodía”, asegura.

El camino de Noel Marcel Bassogog ha estado marcado por la constancia y el esfuerzo. Nació hace 36 años en Douala, la ciudad más grande y poblada de Camerún, y con solo 16 años dejó atrás su hogar para comenzar una nueva vida en España. Desde entonces, ha pasado más de media vida en el mismo lugar, en Pamplona, peleando por hacerse un hueco en un entorno que, al principio, le resultó ajeno.
Su tienda está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local en la capital navarra, como la histórica frutería Bretón o la panadería de Virginia en la calle Guelbenzu.
Durante años, Noel Marcel ha trabajado en lo que ha encontrado. “He estado en cocina, en carpintería, en costura y también cuidando a personas mayores”, recuerda. No le ha hecho ascos a nada.
Sin embargo, siempre ha sentido dentro el deseo de emprender algo propio. “Era una idea que me rondaba la cabeza y, mientras no la sacas, no te quedas quieto. Tenía que probar para ver si funcionaba o no”, confiesa. Y lo hizo.
Hace casi dos años, tomó la decisión de abrir su propio negocio, convencida de que podía salir adelante. Junto a su hijo Aristide Bassogog, de 18 años, ha levantado un pequeño supermercado 'Supervianda' en la avenida de Zaragoza 30, en pleno barrio de la Milagrosa en Pamplona.
Allí pasa casi todo el día. “Es una lucha muy difícil, muy complicada. Estoy en una zona de mucha competencia, por lo que hay que aguantar y luchar muchísimo”, explica.
Noel ha aprendido que llevar un negocio no es solo abrir y vender. Es un compromiso sin descanso. “Da para sobrevivir, pero para vivir, no. Es una supervivencia. Cuando te metes en esto, ya no tienes vida. Es una esclavitud total. Abro a las 9 de la mañana y me voy a las 10 u 11 de la noche. Tampoco cerramos al mediodía”. En este esfuerzo titánico, cuenta con el apoyo de Aristide, su hijo y compañero en esta aventura.
El supermercado, Supervianda, busca ofrecer productos de alimentación variada para todo tipo de clientes. “Hay un poco de todo, esa es la idea”, señala.
A pesar de las dificultades, Noel encuentra motivos para seguir adelante. Parte de su familia también está aquí. “Tengo en Pamplona a mi padre y mi abuela. Media familia está en Camerún, pero no pueden venir por los requisitos y condiciones que se piden para viajar”, explica.
Con el tiempo, la ciudad ha dejado de mirarla con extrañeza. “Al principio me veían diferente, pero ya se han acostumbrado. Pamplona es una ciudad tranquila y familiar, y eso me gusta”, comenta.
Su paladar también se ha ido adaptando. “Me encanta la chistorra y todo lo que es carne, aunque los navarros son un poco tikis mikis con la comida, como con las lentejas”, dice entre risas.
Y si hay algo que valora por encima de todo es la seguridad. “Salgo tarde del trabajo y puedo ir andando a casa sin miedo. La ciudad es muy tranquila”, afirma con convicción.