Víctor Manuel Fernández Gallego lleva casi cuatro décadas vendiendo pescado en Pamplona. Se ha convertido en una referencia entre los clientes del barrio por su buen producto.
Víctor Pescados está situado en la calle de Iturrama 13, bajo. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local en la capital navarra.
Como es el caso, por ejemplo, del bar Jeiki que dirige Jon Bilbao que abre todos los días a las 6 de la mañana y siempre se queda sin pinchos, o la nueva óptica Visual Eyes de Saioa Martínez y Leyre Serrano que ha abierto recientemente.
Víctor Manuel Fernández es un pamplonés que tiene 53 años y en la actual pescadería lleva siete años "pero estoy desde los 15 años de pescatero en Pamplona, casi 40 años, y desde 2002 con pescadería propia". Trabaja con su hermana Yolanda que tiene 57 años "que estaba trabajando para otro y dijo me voy a trabajar con mi hermano".
Define así las actuales navidades como pescatero: "No tienen nada que ver con las navidades de los años 80 o 90 en el mercado del segundo Ensanche. La pescadería de barrio como la nuestra ya no es el único sitio de venta de pescado con los supermercados y las grandes superficies.
Vamos trabajando. Tenemos una clientela fija muy buena y se nos saltan las lágrimas cuando vienen parejas con niños pequeños a comprar. Aún queda un cacho de gente que vienen a estas pescaderías pequeñas. A ti te compran tus clientes y te compran un poco más", comenta Víctor.
Los precios se incrementen por la gran demanda que hay. Los precios suben más de lo debido. Lo que más ha subido es la merluza. La tenemos más cara que en grandes superficies porque no es el mismo género. Nosotros procuramos comprar el pescado de la mejor calidad", asegura.
Otros productos que han subido son "el calamar, el besugo, las angulas que igual llegan a 1.500 euros. Sobre todo la almeja, la gamba que va a pegar un pepinazo para arriba porque hay poca. La gamba roja está intratable a 80 o 90 euros. La gamba blanca un poco mejor, pero depende de los tamaños", explica Víctor.
Lo que más están vendiendo "es el calamar. Luego la lubina y corvinas. Es lo que la gente está comprando y adelantando. Llevamos desde los puentes que la gente adelanta las compras y comprando muchísimo. Se lo llevan ahora y no esperan a los días críticos".
En cuanto a cómo llega a final de mes, Víctor señala: "Yo no tengo queja y eso que ahora tienes un poco menos que el sueldico al ser autónomo. Te sacas un sueldo y te da para vivir, pero no es como antes. Generas tu puesto de trabajo. Soy feliz trabajando de pescatero y supongo que me jubilaré trabajando aquí y ya está. Lo que mande el cuerpo".
Víctor asegura que no hay relevo familiar: "Yo tengo dos hijos. Una es profesora de infantil y el otro ha hecho logística y transporte y administración de empresas, y no se ven trabajando el fin de semana".
"No es que no quieran esforzarse. Ven la vida diferente a nosotros. La juventud ahora ha sido un poco más lista que nosotros. Trabajan para poder vivir. Nosotros hemos vivido para trabajar", indica el pescatero.
Víctor también es conocido por la Txistomar, la única chistorra de pescado que se vende en el mundo, desde 2019 "ganando algún premio al producto innovador con aceite de oliva virgen extra. Hacemos elaboraciones propias durante el año. Para eso tenemos nuestra sala de elaboración", concluye Víctor.
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