San Fermín destaca por sus espectáculos, los cuales están llenos de música, color y, sobre todo, movimiento. Cualquiera que camine durante esta fiesta por la avenida Carlos III se va a parar cada poco para escuchar a un cantante o ver a un mago hacer sus trucos.
Pero no todos los espectáculos de San Fermín son así. Hay uno en concreto que se caracteriza por su falta de música, color y movimiento. En la avenida Carlos III hay una pareja de estatuas 'vivientes' que aunque carecen de esas tres características, atraen a los paseantes más curiosos.
Graciella y Unaro son el matrimonio detrás de ese maquillaje y esos disfraces. Los dos son nativos de Venezuela y llevan mucho tiempo dedicándose a esto juntos. "Mi marido y yo llevamos más de 10 años trabajando de esto. Este es nuestro medio de vivir desde que llegamos a España en 2012", explica Graciella.
Ellos dos residen en Madrid, pero vienen a Pamplona todos los años durante las fechas de San Fermín. "Venimos por San Fermín y nos quedamos los nueve días. Pero también hemos viajado por Bilbao, San Sebastián y Valencia. A Valencia vamos a las Fallas y allí recibimos también a mucha gente", continúa la mujer.
Además de dedicarse a hacer de estatua, el matrimonio tiene también una tienda de artesanía. "Solemos hacer pulseras, artículos con motivo religioso, trabajos en cuero. No tenemos tienda física, pero sí vendemos por internet y luego también a otros negocios que encargan nuestros servicios", añade Graciella.
A simple vista puede parecer que preparar el monumento, ponerse el maquillaje y vestirse con los disfraces es tarea fácil, pero hay mucho esfuerzo detrás de todo eso. Según Graciella, "el maquillaje nos lleva a los dos poco más de 10 minutos, pero montar la escultura lleva 40 minutos".
Frente al atrezo tienen una pequeña caja que dice 'Ratón Pérez' junto a una estatua de un ratón. "Esa caja le hace mucha ilusión a los niños por el tema del ratoncito y los dientes. Yo me visto de bruja y es como si yo le diera esa magia al ratón, y el dinero que ponen en la caja es el que se supone que van a recibir. A los niños les encanta y vienen a veces a decirnos que se les va a caer un diente", cuenta la venezolana.
"San Fermín me gusta mucho porque me encanta ver a la gente viviendo con tanta fuerza esta festividad. La vestimenta, el encierro, las corridas. Y luego que una puede salir de fiesta y sentirse más segura porque la policía actúa muy rápido ante cualquier altercado. De donde nosotros venimos es muy diferente, algo así no se vería", confiesa la mujer sobre las fiestas.
Este tipo de oficio tiene sus altos y sus bajos también. "A nosotros nos va bien, aunque a veces pasa que te plantas en una fiesta y no sale como planeabas. Te puede llover, te puede hacer mucho sol, puede pasar que no hay gente en la calle. Las fechas influyen mucho", continúa Graciella.
"Nos pasa mucho que la gente que viene a sacarse fotos con nosotros se preguntan si nos pegamos todo el día parados con los disfraces. Eso a mi marido y a mí nos hace mucha gracia, pero obviamente no nos quedamos así el día entero. Cada cierto tiempo paramos para comer, descansar o ir al baño", finaliza el matrimonio entre risas.
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