Los trabajadores de la fábrica de BSH en Esquiroz (Navarra) han protagonizado este martes una intensa jornada de protesta, después de que la multinacional alemana haya confirmado el cierre de la planta para el próximo 17 de junio. La decisión, que ha sido comunicada formalmente al Gobierno de Navarra y al Ministerio de Industria, ha desatado una respuesta contundente por parte de los 655 empleados, que han secundado una huelga y han bloqueado los accesos a las instalaciones.
La mañana ha comenzado con una concentración masiva frente a la fábrica, donde los manifestantes han quemado palés de madera como símbolo de su indignación. La tensión ha alcanzado su punto álgido cuando el director de la planta, Miguel Monllor, ha intentado acceder en coche al recinto. Los trabajadores, organizados en una barrera humana, han impedido su paso entre pitadas y gritos de protesta, considerando su presencia una "provocación innecesaria". Monllor, ante la imposibilidad de entrar, ha optado por retirarse.
La Policía Foral se ha desplegado en el lugar para evitar posibles altercados, aunque no se han registrado detenciones ni denuncias. Agentes antidisturbios han permanecido en las inmediaciones mientras los trabajadores han mantenido el bloqueo, que se ha extendido durante toda la mañana. La empresa, por su parte, ha cancelado toda actividad logística, dejando la planta completamente paralizada.
Mientras la protesta se desarrollaba en Esquiroz, una delegación del comité de empresa, encabezada por Juanjo Hermoso (LAB) y Xabier Tejero (UGT), se ha reunido en Bruselas con altos cargos de la Comisión Europea, entre ellos el vicepresidente ejecutivo Stéphane Séjourné y la comisaria de Empleo, Roxana Minzatu. El objetivo ha sido buscar apoyo institucional para retrasar el cierre y explorar alternativas de reindustrialización.
Hermoso ha explicado que existen inversores interesados en mantener la actividad industrial, pero que necesitan más tiempo para concretar un proyecto viable. "El futuro de más de mil familias ha estado en juego", ha subrayado, recordando que la planta no solo emplea a trabajadores directos, sino también a una red de empleos indirectos vinculados a la producción de electrodomésticos de las marcas Balay, Bosch y Siemens.
La multinacional alemana ha mantenido una postura inamovible, rechazando prorrogar los plazos a pesar de las peticiones de los trabajadores y las instituciones. "Ha sido un despropósito y una falta de humanidad", ha denunciado Hermoso, quien ha acusado a la empresa de ignorar los altos índices de productividad y calidad de la plantilla.
El Gobierno de Navarra, a través de la consejera de Empleo, Carmen Maeztu, ha calificado la decisión de "incomprensible" y ha reiterado su compromiso con la reindustrialización. Por su parte, eurodiputados del PSOE, Sumar, EH Bildu y PNV han respaldado al comité en Bruselas, criticando la actitud de BSH como "irresponsable y cortoplacista".
¿Qué pasará en los próximos días?
Con el ERE programado para el 17 de junio, los trabajadores han anunciado que mantendrán la presión con nuevas movilizaciones. El bloqueo de la fábrica podría haberse extendido, y no se han descartado más acciones de protesta en Pamplona o incluso ante sedes de BSH en Alemania.
Mientras tanto, la Comisión Europea ha señalado que evaluará si puede mediar en el conflicto, aunque el margen de tiempo es mínimo. Los empleados, conscientes de que la batalla es contra reloj, han insistido en que "no se rendirán". "Hemos dedicado décadas a hacer de esta fábrica un referente, y no vamos a permitir que todo se pierda por una decisión arbitraria", ha sentenciado Hermoso.
El cierre de BSH Esquiroz no solo supondrá un duro golpe económico para la zona, sino también el fin de una trayectoria industrial de más de 50 años. La lucha de los trabajadores, respaldada por instituciones y sindicatos, busca ahora un milagro de última hora que evite lo que parece inevitable.