SOCIEDAD
El secreto de Karlos Arguiñano para hacer las croquetas más cremosas con un ingrediente muy navarro
El chef guipuzcoano ha desvelado el secreto para hacer las croquetas más cremosas y sabrosas que jamás hayas probado.

En el mundo de la cocina, pocos platos consiguen tanta admiración como las croquetas. Su textura suave por dentro, crujiente por fuera, y su capacidad para adaptarse a casi cualquier ingrediente, las hacen irresistibles.
Sin embargo, el chef Karlos Arguiñano ha desvelado el secreto para hacer las croquetas más cremosas y sabrosas que jamás hayas probado. Y, aunque en principio pueda parecer un plato común, hay algo que las hace realmente especiales. Un ingrediente que es todo un símbolo de la gastronomía navarra, y que le da a las croquetas un toque único.
Es un ingrediente que no muchos utilizarían en la receta de las croquetas, pero que, en las manos de un experto como Arguiñano, se convierte en la clave de su éxito. ¿Qué puede ser tan especial como para marcar la diferencia? La respuesta es sorprendente: la chistorra.
Este ingrediente, típicamente navarro, aporta un sabor profundo y una textura que transforma la receta tradicional en una delicia que todos querrán probar.
Según Arguiñano, la chistorra es perfecta para hacer que las croquetas sean mucho más sabrosas y cremosas, gracias a su jugosidad y el toque especiado que ofrece. "Es el truco perfecto para darle una personalidad propia a las croquetas", explica el chef, quien recomienda preparar una buena cantidad, ya que estas croquetas pueden congelarse perfectamente y disfrutarse en otro momento.
El proceso para hacer estas croquetas es sencillo, pero la clave está en los detalles. Para 4 personas, se necesitan los siguientes ingredientes:
El primer paso es desmenuzar la chistorra sin piel y rehogarla a fuego suave. Si la chistorra suelta mucha grasa, se recomienda retirar la mitad para evitar que las croquetas queden demasiado aceitosas. "La chistorra tiene una cantidad natural de grasa que le da mucho sabor, pero no debe pasarse", añade Arguiñano.
Una vez que la chistorra está bien rehogada, se añade la harina y se cocina durante unos minutos, removiendo constantemente para evitar que se formen grumos. Poco a poco, se va incorporando la leche, mientras se sigue removiendo sin cesar para que la mezcla se haga cremosa. Es importante sazonar al gusto y dejar que la mezcla se cocine a fuego lento durante 20-30 minutos.
La masa de croquetas debe reposar en la nevera hasta enfriarse completamente, un paso crucial para conseguir la textura perfecta. Una vez fría, se pueden formar las croquetas, dándoles la forma que se prefiera, ya sea redonda o alargada. El rebozado es sencillo: pasar las croquetas por harina, huevo batido y pan rallado antes de freírlas.
El toque final, según Arguiñano, está en el aceite para freír. El chef recomienda calentar bastante aceite en una sartén, añadir un diente de ajo aplastado y, cuando comience a burbujear, agregar las croquetas para que se frían hasta dorarse por fuera. Una vez fritas, deben escurrirse sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
El resultado son unas croquetas irresistibles, cremosas por dentro gracias a la chistorra, crujientes por fuera y llenas de sabor. Un plato sencillo pero lleno de magia, que sin duda conquistará a todos los que las prueben.
El truco de la chistorra
¿Por qué la chistorra hace que estas croquetas sean tan especiales? Su sabor intenso y su jugosidad hacen que las croquetas tengan una textura cremosa sin ser excesivamente líquidas. La chistorra, al desmenuzarse y liberarse en la masa, aporta un toque único que no solo enriquece el sabor, sino que también mejora la consistencia, haciendo de cada bocado una explosión de sabor.
Así que, si quieres impresionar a tus invitados con una receta diferente, no dudes en probar el secreto de Karlos Arguiñano. La chistorra será tu aliada para crear las croquetas más cremosas que jamás hayas probado.