Nacido en Pamplona un 6 de julio, eso explica casi todo. Entre la formación y la innovación en la atención sociosanitaria. Convencido de que los buenos ganan. Ver mi Linkedin.
¿Los conocen?, ¿tienen alguno cerca? Son esas personas que siempre dicen que eso lo hace cualquiera pero que no asumen nunca ningún riesgo. Parece que florecen en este invierno pandémico.
No, ni está mal escrito ni he adoptado el acento de la ministra portavoz, no voy a escribir sobre presupuestos, sino sobre lo que se presupone y como se utiliza para tomar decisiones en nombre de otro. Y sobre Dominici, y Movember, y quizás de Maradona.
Sé que dije que no volvería a hablar de la pandemia, lo sé, pero es que esto de los perímetros me trae loco. Igual ustedes me pueden ayudar a entender.
Es la frase validadora por excelencia, cuando se juntan nueve de cada diez lo que sea para aprobar algo es definitivo, porque tanta gente que piensa lo mismo no puede estar equivocada. ¿O sí?
Han leído Atila y han pensado “el rey de los hunos” y luego en eso de que “ por donde pasaba no volvía acrecer la hierba ”, ¿a que sí? Igual Rafa sabía que su caballo se llamaba Othar, porque Rafa sabe de todo, pero la mayoría nos quedamos ahí, ¿acierto?
Lo curioso es...
Una de las mayores alegrías que me dan estas Sabatinas es la interacción con ustedes, con personas que las leen y contactan conmigo. Algunas desconocidas que ya empiezan a dejar de serlo y también hay otras que se reactivan, y esto es emocionante, les cuento.
“Deja que todo te suceda: la belleza y el terror. Solo sigue adelante. Ningún sentimiento es definitivo”, es lo que dice Rainer Maria Rilke en su Libro de las horas. Quizás los sentimientos no, pero su huella sí que lo es
Sé que suena a teoría de bar, de esas que te inventabas a las tantas de la mañana para no volver a casa, pero es una teoría real sobre como quién asciende en una organización no siempre es el más capacitado. Y la desarrolló un pedagogo.
No sé si empezar la Sabatina citando a Calamaro, a Kamala Harris o a mi padre, fíjense en qué punto estoy, lo que tengo claro en esta semana de vaivenes es que hay que apostar por valores perennes, y la honestidad es uno de ellos.
Vaya semana lleva Madrid. Desobedece, se enfrenta, no se cuida. Madrid como si fuera un ente único, cuando es mucho más. Manía con apropiarse de lo intemporal por aquellos que son temporales. Ese no es mi Madrid, ni el de muchos.
Entre las cosas que fui apuntando en verano como posibles temas para otoño estaba aquel rifirrafe que tuvieron Podemos y Vicente Vallés, donde salió eso de que había que normalizar crítica e insultos porque estaban en las redes.
El otro día escuché que se referían así a los niños que están padeciendo los efectos de la pandemia, y a los que han nacido en ella. Me parece fatal que además de amargarles la vida, les pongamos un nombre para que no se les olvide. No puede ser que sólo vivamos para el bicho.