No importa tanto el hecho de que Osasuna no llegara a entre los tres palos de Joel durante todo el partido tanto como la sensación de agotamiento que mostró el equipo, caído ya a los puestos de descenso.
El Barça se reencontró con el fútbol ante un endeble cuadro rojillo, que con cinco defensas regaló a los azulgranas todas las facilidades para su lucimiento.