El fútbol norteño hay que saber preverlo y ejecutarlo, actuar en consecuencia. Lo que no es de recibo es jugar al toque en una piscina. La culpa es del entrenador. No del ‘factotum’. A éste hay que buscarle por otros lares.
El equipo va para arriba. Es la noticia buena. La pena es que el club apunta hacia abajo. Sin presupuesto, con el presidente reprobado y sus proyectos rechazados uno tras otro, el ‘factótum’, sigue ahí, fuera del orden del día.
El hombre se quedó dormido al volante cuando viajaba a 100 kilómetros por hora. Un tanto de Kike Barja le despertó en el momento en que se encaminaba hacia un precipicio.