• miércoles, 04 de diciembre de 2024
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COMERCIO LOCAL

La centenaria tienda ‘alemana’ de Pamplona que sigue abierta y tiene su origen en Camerún

Dos refugiados de la primera guerra mundial abrieron el negocio en el casco viejo y se establecieron en la capital navarra.

fachada de Casa lange, en la esquina de la calle Estafeta con Bajada de Javier en Pamplona. Navarra.com
Fachada de Casa Lange, en la esquina de la calle Estafeta con Bajada de Javier en Pamplona. Navarra.com

La centenaria tienda 'alemana' de Pamplona, que sigue abierta en el casco viejo, tiene sus raíces en Camerún, y cuenta una historia fascinante que se remonta a la Primera Guerra Mundial (1914-18).

Fritz Lange y Standfuss Lange, dos alemanes que huyeron del conflicto bélico llegaron a Pamplona desde Camerún en 1916, abrieron Casa Lange en la esquina de la calle Estafeta con la bajada de Javier. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local.

Fritz (Federico) Lange, que falleció en 1935, se casó con la navarra Margarita Zabala Uribe. Tuvieron una hija, Carmen Fritz Zabala. Hoy en día, es la nieta de los fundadores, Margarita López, quien trabaja en la tienda y mantiene la tradición familiar.

La tienda 'Alemana' de Pamplona es más que un simple establecimiento comercial; es un testigo del tiempo que ha resistido las transformaciones y cambios del mundo moderno.

Conserva la esencia de su origen, con el antiguo mostrador de madera y las estanterías que atestiguan décadas de historia. La estructura de la tienda apenas ha cambiado, manteniendo viva la nostalgia de épocas pasadas.

En sus inicios, Casa Lange era un bazar que ofrecía una variedad de productos, desde relojes hasta vajillas. Con el tiempo, la tienda se especializó en juguetes de hojalata, juguetes de cuerda, peonzas y otros objetos encantadores que llenaban de alegría a niños y adultos por igual.

Standfuss Lange, uno de los fundadores, abrió incluso otra tienda en la calle Mayor 37, llamada 'La Alemana', que se especializaba en menaje de cristal, loza, porcelana y cazuelas.

El origen de la presencia de los alemanes en Pamplona se remonta a la Primera Guerra Mundial (1914-18), un conflicto que sumió a Europa en la desolación y el caos. La guarnición militar alemana que defendía su colonia en Camerún fue derrotada por las tropas aliadas.

Las tropas alemanas emprendieron una travesía por la selva, huyendo de las tropas franco-británicas hasta llegar a la vecina Guinea Ecuatorial. Cerca de mil refugiados alemanes fueron acogidos por el Gobierno español, que, declarándose neutral en la guerra, emprendió una política humanitaria para con los refugiados.

Pamplona fue una de las ciudades elegidas para alojar a estos refugiados, y aproximadamente 250 alemanes se establecieron en la capital navarra durante tres años. La bienvenida de la prensa local en mayo de 1916 reflejaba la hospitalidad de la ciudad hacia estos nuevos residentes, deseándoles una estancia agradable y recordándoles que Pamplona esperaba ser recordada con afecto cuando regresaran a su patria.

La integración de los alemanes en la vida pamplonesa fue notable, y su huella aún se observa en la ciudad. Un puente que salva el río Arga, conocido hoy como la Pasarela de los Alemanes, lleva su nombre en honor a estos refugiados.

Algunos de ellos adoptaron costumbres locales, como bañarse en el río Arga, incluso en invierno. Además, se registró el bautizo de tres niños cameruneses en la catedral de Pamplona, cambiando sus nombres de Madan, Onana y Achombo a Jesús, Pedro y Pablo tras su conversión al catolicismo.

Con el fin de la guerra y la firma de la Paz de Versalles en 1919, muchos alemanes del Camerún regresaron a su país desde Pamplona. Sin embargo, algunos decidieron quedarse en la capital navarra, rehaciendo sus vidas y contribuyendo al desarrollo de la ciudad.

Entre ellos se encontraban Fritz Lange y Frid Standfuss, quienes no solo decidieron quedarse, sino que también abrieron negocios que se convertirían en parte integral de la historia de Pamplona.

Casa Lange, con su historia única y arraigada en la migración y la superación de adversidades, sigue siendo un punto de referencia en Pamplona. La tienda continúa ofreciendo artículos de regalo y juguetes, manteniendo viva la tradición y la conexión con el pasado.

La tienda no solo es un lugar para comprar, sino también un testimonio vivo de la resiliencia, la adaptabilidad y el espíritu emprendedor que ha caracterizado a los fundadores y a la comunidad alemana de Pamplona.

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