La navarra Aitana Vicente Arriazu (Ribaforada, 1998) ha logrado convertirse a la edad récord de 24 años en una de los doscientas personas en todo el país que ha superado las oposiciones que dan acceso a la carrera judicial para ser juez o fiscal, entre alrededor de cuatro mil candidatos.
Tras tres años de preparación, el pasado martes 3 de octubre esta vecina de Ribaforada recibía la tan esperada noticia. Se acababan las miles de horas de estudio. Había cumplido su sueño e iba a ser fiscal.
"Han sido tres años duros. Empecé a prepararme en septiembre de 2020 estudiando unas nueve horas al día y bastantes más cuando la fecha de los exámenes se iba acercando", se sincera Aitana sobre el recorrido que deja atrás.
Esta, era la segunda vez que concurría a las oposiciones. En la primera, en 2022, avanzo en el primer test pero no tuvo tiempo para prepararse las pruebas orales. Una espina que finalmente ha podido quitarse en 2023 tras pasar el corte del test y superar también los dos exámenes orales posteriores.
"Lo más duro es tener que renunciar a parte de tu vida durante el proceso. Decir que no a viajes, planes con amigos, cenas... por tener que dedicarte a estudiar. Son 328 temas y te preguntan cinco al azar por lo que el estrés y los nervios siempre están ahí. También está el aspecto de la incertidumbre. Por mucho que te esfuerces nadie te garantiza nada", comenta con retrospectiva la joven de Ribaforada.
Sobre su primera reacción tras conocer que había aprobado las oposiciones, Aitana reconoce que, tras darle la enhorabuena los examinadores, se puso a llorar y pensó que "todo el sacrificio había valido la pena para este sueño".
Sin embargo, la idea de convertirse en fiscal no siempre estuvo ahí. Aitana Vicente Arriazu estudió el bachillerato de Ciencias de la Salud y pretendía cursar Criminología aunque finalmente se decantó por Derecho. Fue ya cursando el grado en la UPNA cuando descubrió cuánto le apasionaba las asignaturas de Derecho Penal y que quería ser fiscal.
Tras finalizar el grado se puso casi al instante con las oposiciones. Estudiaba en casa de sus padres de Ribaforada y acudía dos veces por semana a Pamplona para recitar los temas con Patxi y Vicente, sus preparadores (jueces o fiscales que ya han aprobado la oposición y ayudan a los candidatos que se presentan).
"El apoyo del entorno es y ha sido fundamental. Sin mis padres, amigos y preparadores no lo hubiera conseguido y mucho menos tan pronto", asegura ya desde la tranquilidad del 'deber' cumplido y a las puertas de su vigesimoquinto cumpleaños.
Ahora por delante queda un año en el Centro de Estudios Jurídicos de Madrid, donde de enero a junio cursará las clases teóricas para después desde junio a diciembre acudir a los diferentes destinos para llevar a cabo las prácticas. "Me gustaría hacerlas en Pamplona", concluye.
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