La residencia Amavir de Erro ha sido testigo esta semana de un cumpleaños muy especial. Una de sus residentes, Juanita Elizondo, ha soplado, nada más y nada menos que 102 velas. La mujer celebró este aniversario tan especial este viernes con una fiesta en la que no faltaron la tarta ni los globos.
Rodeada de amigos y parientes, Juanita Elizondo celebró este cumpleaños tan entrañable. A los acordes del popular 'Cumpleaños feliz' y 'Las mañanitas', la veterana fue soplando las velas con emoción reprimida, a la que más tarde daría rienda suelta.
En el cumpleaños estuvieron presentes Margari Pedroarena, Camino Arcelus, Luis Alberto Landa, Begoña Elizondo, Marcelina Landa "Txeli, Carlos Carballo, Orreaga Goñi, Paquita Torrea, Isabel, Barberena, Juana Mari Urbelz, Mª José Eusa, Maisol Elizagaray.
La cumpleañera está muy integrada dentro de la residencia Amavir de Erro. Allí, comparte mesa en el comedor con Basilisa Oyarzun, de Ultzama, y Juanita Goñi, de Valcarlos. Su compañera de habitación es Maite Esnoz.
Elizondo es la residente de mayor edad de esta residencia en Navarra. Le sigue, con 98 años, Ambrosio Iriarte, de la Abaurrea.
Hace ya un tiempo, la homenajeada tuvo para elegir: o asistencia domiciliaria por un familiar las 24 horas o ingresar en una residencia de mayores. Ellgió la segunda opción, pero dejando claro que le gustaba más la primera.
A pesar de su longevidad, hace gala de tener la cabeza muy centrada. Anda con ayuda de una muleta pero añora la casa propia en Orbara, lo que le hace derramar alguna lagrimilla cuando recibe visitas de Garralda y Orbaiceta.
A la espera de recibir el cariño de todo el Valle de Erro en un festival musical, ha degustado con sus acompañantes una sabrosa tarta, entregada por Ana Zalba, directora de la Residencia.
Durante la celebración, la admirada centenaria ha desgranado sus vivencias. Así, los asistentes a este cumpleaños centenario han podido conocer que le gustan a morir los pimientos del piquillo de Lodosa.
Elizondo se ha dedicado en cuerpo y alma a la familia durante toda su vida. Siente devoción por las canciones vascas de Letxundi y, para sorpresa de muchos, maneja el teléfono móvil con la habilidad de un adolescente.
Este jueves, sus familiares, trabajadores de la residencia y compañeros le deseaban buena salud para poder volver a reunirse el año que viene y soplar de nuevo las velas. A por el cumpleaños 103.
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