En el corazón del Valle de Roncal, en el pequeño pueblo navarro de Garde, hay un restaurante que guarda una joya gastronómica que no deja indiferente a nadie. Se trata del restaurante Erdialde, un lugar de cocina tradicional y casera donde cada plato sabe a fuego lento, a receta heredada, a hogar. Pero si hay algo que no puedes dejar de probar, es su torrija al pacharán.
Este postre, con el toque dulce y anisado tan característico del licor navarro, se ha convertido en todo un reclamo. “Sorprendente” y “deliciosa” son dos de las palabras más repetidas por quienes la prueban.
Y es que la torrija al pacharán del Erdialde no es un simple cierre de menú, sino el culmen de una experiencia gastronómica. Se sirve acompañada de unas láminas de cuajada y nueces.
En este acogedor restaurante, donde una chimenea encendida acompaña a los comensales durante el invierno, también destacan platos de cuchara y guisos sabrosos como las manitas de cerdo, los chipirones en su tinta, el ajoarriero o las carrilleras. La cocina se presenta sin artificios, apostando por el producto de calidad y el sabor de siempre.
Comida casera y ambiente rural
El menú cuesta 25 euros, con tres entrantes fijos a compartir, un segundo a elegir y una amplia variedad de postres,también a elegir, entre los que no falla su famosa torrija.
Los entrantes fijos varían en función de la época del año, ya que este establecimiento apuesta por los productos de cuchara. Pero pueden ser, por ejemplo, migas, pochas, alubias rojas, espárragos o ensalada.
Dentro de los segundos a compartir, el entrecot y las costillas de cordero, tienen suplemento de 3 euros. Y son una propuesta perfecta para los más carnívoros. El resto de opciones son: albóndigas en salsa, carrilleras en salsa, manitas de cerdo, ajoarriero, chipirones en su tinta o pimientos rellenos.
Entre los dulces, además de la torrija al pacharán, puedes elegir entre cuajada, tarta de queso, flan, natillas, tarta al whisky, tarta de chocolate, helado o, incluso, un poco de queso roncal, producto típico de la zona.
La mayoría de los visitantes destacan la amabilidad del personal, el buen servicio y el ambiente acogedor. El Restaurante Erdialde no sólo es un lugar para comer bien, sino también para sentirse a gusto, como en casa. Sus precios razonables y su atmósfera rural lo convierten en una parada obligatoria si visitas el Pirineo navarro.
Este restaurante de Garde, enclavado en un entorno natural privilegiado, es el ejemplo perfecto de cómo la gastronomía local puede emocionar al comensal. Y sí, su torrija vale el viaje.