- jueves, 16 de enero de 2025
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Ha ocurrido en Colombia donde contra todo pronóstico ha ganado el "no" al proceso de paz; ocurrió en Gran Bretaña con el "brexit", en España el 20D, cuando la encuesta del CIS, la más fiable se supone, apostaba rotundamente por la victoria de Podemos frente a un PSOE debilitado, y puede ocurrir de nuevo si como parece se celebran nuevas elecciones en diciembre, de manera que cuidadín, cuidadín no sea que los deseos se conviertan en humo.
Junto al vasco Iñigo Urkullu fue el gran vencedor en la noche electoral del pasado domingo. Su tercera mayoría absoluta consecutiva en Galicia le catapulta a ser el relevo natural de su paisano Mariano Rajoy, cuando este tenga a bien, o las circunstancias le obliguen, dar un paso atrás y dejar la presidencia del PP, cosa que de momento no parece probable.
Fracasada la investidura de Rajoy, parece evidente que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, va a intentar conformar en las próximas semanas una mayoría parlamentaria liderada por él con lo que viene llamando las "fuerzas del cambio", donde supuestamente caben todos los partidos menos el PP.
Circula por ahí un manifiesto sensato, pero tardío. Demanda una coalición de gobierno de centro-izquierda-derecha integrada por PSOE, Podemos y Ciudadanos respectivamente, con el fin de desalojar al PP del gobierno, en el que lleva cuatro años más casi otro de propina haciendo de las suyas.
"El esfuerzo inútil conduce a la melancolía". La reflexión, más que certera, es de Ortega y Gasset y es de perfecta aplicación al acuerdo que, en cuestión de días, firmarán Mariano Rajoy y Albert Rivera. Sus respectivos equipos negociadores se están viendo las caras muchas horas seguidas.
La verdad es que uno, optimista inveterado, opinó en algunas tertulias radiofónicas y televisivas este fin de semana que hay bastantes probabilidades de que, a finales de este mes de agosto de teléfonos rojos, Mariano Rajoy haya logrado formar una mayoría minoritaria -sí, este es un país surrealista- que le sirva para gobernar en precario, contando con el 'sí, pero no', de Ciudadanos -surrealismo puro, ya digo-.