SOCIEDAD
Una curiosa visita en un pueblo de Navarra con sabor a miel que termina en un restaurante de platos caseros
El plan perfecto en Navarra: colmenas, bosques únicos y un restaurante con alma en Donamaria.

En el norte de Navarra, cerca de la frontera con Francia, se extiende un entorno natural privilegiado donde los bosques frondosos, las montañas escarpadas y los ríos cristalinos dibujan un paisaje de una belleza serena. Esta zona, marcada por su tranquilidad y autenticidad, acoge pueblos pequeños que han sabido conservar su identidad y sus tradiciones con el paso del tiempo.
Entre Bera, Igantzi y Arantza se encuentra la Reserva Natural de San Juan Xar, declarada espacio protegido en 1987 por albergar el único bosque autóctono de carpes —conocidos también como abedulillos— de la península ibérica. Este rincón, además de su rareza botánica, es célebre por su fuente de aguas consideradas curativas desde hace generaciones. En torno a este manantial, las leyendas locales hablan de sanaciones milagrosas, especialmente para afecciones de la piel, lo que ha convertido el lugar en destino de caminantes y curiosos.
En este paisaje, con el monte Larrún como telón de fondo, se ubica el colmenar de Mikel Lertxundi y Haizea Belarra, una joven pareja que ha hecho de la apicultura ecológica su forma de vida. En su explotación, rodeada de prados y castaños, invitan a los visitantes a descubrir de cerca el fascinante mundo de las abejas. Durante el recorrido explican cómo funciona la colmena, cómo se organizan sus habitantes y cómo influye cada flor en el sabor de la miel. Para quienes se animan, incluso se ofrece la posibilidad de abrir una colmena y observar en directo cómo trabajan estos insectos esenciales para el equilibrio natural.
La experiencia culmina con una cata de miel ecológica, elaborada sin pesticidas y con métodos tradicionales. La variedad y el entorno se perciben en cada cucharada: unas veces más floral, otras más intensa, dependiendo de la floración de cada temporada. Todo ello acompañado por las explicaciones de Mikel y Haizea, que comparten no solo su conocimiento, sino también su pasión por lo que hacen.
Y después de una mañana entre abejas, flores y senderos, nada mejor que sentarse a la mesa y disfrutar de la cocina local. Muy cerca, en el barrio Ventas de Donamaria, se encuentra el restaurante Donamariako Benta, un antiguo caserón del siglo XIX reconvertido en un acogedor espacio gastronómico gestionado por la familia Luzuriaga-Badiola. El comedor, con sus paredes de piedra, vigas de madera y una gran cristalera con vistas al jardín y al río, ofrece un ambiente cálido que invita a quedarse. En invierno, la chimenea encendida añade aún más encanto.
La cocina del Donamariako Benta apuesta por los productos de temporada y de proximidad, con una carta que se adapta al ritmo de la naturaleza. Las verduras asadas con queso de cabra, el risotto de hongos con papada de cerdo autóctono, los chipirones a la plancha o el micuit de pato con frutos rojos y manzana son solo algunas de sus especialidades. Para el final, postres caseros como la torrija con helado de naranja o su original sándwich de chocolate con nata completan una experiencia redonda.
El restaurante organiza también jornadas gastronómicas dedicadas a los hongos, la caza o los productos estrella de cada estación, convirtiéndose en punto de encuentro para los amantes de la buena mesa. Además, para quienes desean prolongar la estancia, ofrece habitaciones rurales en el mismo edificio, rodeadas de naturaleza y silencio.
Naturaleza, tradición, sostenibilidad y sabor se unen en este rincón del norte de Navarra. Una escapada perfecta para quienes buscan respirar aire puro, aprender algo nuevo y disfrutar, sin prisas, de lo esencial.