- domingo, 07 de septiembre de 2025
- Actualizado 11:41
Si de mí dependiera, le regalaría el mástil en el que colocó la ikurriña en los Sanfermines para que pudiera izarla en el trastero al despuntar el día, mano en el corazón, entonando el eusko gudariak, al ritmo de una batucada, o con la tuna de la UPV haciéndole los coros y los acordes de bandurria
Mi querido compañero de vida, farras y letras, don Eduardo Laporte, el mejor columnista que tiene Navarra de largo, hizo un descubrimiento que al ekipo mediko de ofendiditos, como viejas beatas malas del nacionalismo vasco que son, les sacó de quicio: el cuatrivaskito.
Vuelvo de correr, con la lengua seca fuera (tipitapa, tipitapa. Ko-rri-ka), entro en el portal, abro el buzón y... booooooom. Mi pulsómetro registra un pico, el terror está aquí. Meto un grito y pego un salto hacia atrás, como si hubiera encontrado una multa de la zona azul o una carta exigiéndome el impuesto revolucionario.