Pinta mal, dice Txibite. Como si no estuviera ahí precisamente para que pintara bien, para que saliera un trazo no ya bello pero al menos correcto. Pinta mal, como quien se quita de en medio, como quien no asume su responsabilidad.
"Míralo papá, por aquí galopa. Yo te lo voy a enseñar todo, no te preocupes, no vas a dejar de ver nada, aquí, en este campo donde todo es posible, en este campo donde miles de niños nos hemos hecho adultos, disfrutando del milagro que es ser de Osasuna".
Mientras este proyecto guerracivilista de país que ha levantado el PSOE cuente con el silencio de la derecha seguirá hacia adelante, habrá paz. Cuando la derecha empiece a protestar por ser negros en la Sudáfrica del apartheid, saltará todo por los aires porque el PSOE jamás cede poder de forma civilizada.
Nunca sabes por qué te sientas frente a una hoja digital blanca, el cursor parpadeando y tecleas, porque lo necesitas, porque acude a tu cabeza insistentemente, que llueve en Santiago. Llueve en Santiago, esa frase, desde que he mirado por la ventana y en Pamplona también llovía.
Txibite. Mi grandiosa gestora. Después de toda la vida en política, habrá sacado un millón de euros de ella fácilmente, dice que tiene un puto Opel Astra y una Picasso.
"De niño piensas que todo podrás comprenderlo cuando seas mayor. Y avanzas feliz dejando atrás esas bolsas de resistencia enemiga de la que ya te ocuparas cuando tu cabeza madure y se ensanche".
"El PSOE ha inventado los árboles de derechas y los árboles de izquierdas, los árboles fachas y los árboles aberchándales. Unos merecen ser talados y otros hay que conservarlos a toda costa".
"Occidente no entra en las granjas del enemigo y comete las atrocidades más salvajes que puedas imaginar contra los civiles que allí duermen. Occidente no graba decapitaciones de bebés o de niños a los que les han prendido fuego o de mujeres a las que violan entre cadáveres de sus amigos".
En realidad, los ataques terroristas de este fin de semana es lo que aquí llevamos a nuestra escala viendo hace décadas. Lo que pasa es que con los etarras no había vídeos en tiempo real. Los pocos que hay son similares: aquel del ertzaina que una turba linchó a patadas, puñetazos y que si no murió fue de milagro. Mátalo, mátalo, dijo en el juicio que es lo que oía.
Mientras pensaba qué escribir hoy, he vuelto a recordar todo aquello, escuchando en la radio a Txibite pegar gritos, gritos sin modular, gritos estridentes, en lo que se supone que era una intervención ayer jueves en el parlamento de Navarra. Qué dura es la realidad... y qué bien se vive fuera de ella.
Dice Sánchez que le creas, que está vez sí, bracea como un miserable, miente sobre la mentira que ya dijo, con ausencia total de decoro, sin dudar en agarrase a todo lo que le rodea para flotar un segundo más, antes de que ese al que agarre se desfonde y se ahogue.