• viernes, 20 de junio de 2025
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Opinión

Comenzamos la semana, quizá la penúltima antes de que ya todo sea irreversible, pendientes -increíble, pero cierto_ de que Mariano Rajoy descuelgue el teléfono para llamar a Pedro Sánchez, a ver si se entienden o no, que será que no; puede que ni le llame. 

Pedro Sánchez va a cumplir su palabra de intentarlo hasta la extenuación. Tras el desplante de Pablo Iglesias, que dejó sus exigencias en la reunión del jueves y,

Visto el resultado de las teatrales conversaciones a tres bandas entre PSOE, Ciudadanos y Podemos, vamos de cabeza a repetir la elecciones.

La Justicia en España va de prescripción en prescripción, de años y años, de legajos y legajos, de indultos y sospechas, de olvidos y recuerdos

Iba a titular la columna Charles Bradley, pero suena menos conocido, y además hay algo de libro de Robert Ludlum en “Los papeles de Panamá” que suena misterioso, que engancha.

Las informaciones y documentos publicados en relación con la financiación concedida hace unos años por el Gobierno chavista de Venezuela a favor de la fundación CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales) no están fuera de la realidad.

Cuando se escriben estas líneas no ha concluido el encuentro a tres tendente -eso dicen- a formar Gobierno o, cuando menos, lograr la investidura de Pedro Sánchez que es lo que líder socialista busca casi de una manera desesperada aunque bien legítima.

Que Pedro Sánchez y Oriol Junqueras se reúnan es normal. Son dos dirigentes políticos importantes que más allá de sus diferencias pueden y

La historia que voy a contarles es real, la he escuchado en boca de un amigo mío, misionero javeriano, mientras hablábamos sobre las profundas heridas internas que, por lo general, tiene mucha gente conflictiva y violenta.

Sin ambición no se puede hacer nada ni se puede crecer personal o profesionalmente, pero la ambición te puede llevar a las simas más oscuras si en la carrera hacia no se sabe dónde, pero más lejos y más arriba, lo que espera es el fracaso, la desolación, el olvido. 

Hacer cuentas con Hacienda es una obligación anual que no se suele afrontar de buena gana. Incluso cuando se tiene una conciencia fiscal arraigada el farragoso proceso echa para atrás. 

Llega un momento en la vida de todo ciudadano en el que tiene que tomar conciencia de lo que puede o no hacer en favor de su comunidad, de sus semejantes, de sus compatriotas.

Las sonrisas televisadas de Pedro y Pablo solo alcanzaron para clavetear la común aversión política a Rajoy y la voluntad de diálogo.

Pedro Sánchez le ha dicho a los suyos en el recién celebrado Comité Federal del PSOE, que está dispuesto a "ceder" para lograr un acuerdo con Podemos que permita la formación de un gobierno.

Aunque en superficie entre el PSOE y Podemos nada ha cambiando, es  probable que al final el partido que lidera Pablo Iglesias opte por la abstención favoreciendo la formación de un Gobierno presidido por Pedro Sánchez. 

Han pasado ya más de cien días desde la celebración de las elecciones generales el pasado 20-D y las negociaciones para formar gobierno siguen, al menos aparentemente, encalladas. 

Si los dirigentes de Podemos quisieran añadir a la satisfacción de creerse muy inteligentes la de serlo, irían pensando en cómo presentar, o representar, o teatralizar, la abstención de su partido en un segundo intento de investidura del candidato socialista. 

Lo bueno de este tiempo de interinidad es que nadie se aclara y todo es bracear desesperadamente entre tinieblas en busca de esa isla fantasma llamada investidura.

Uno se pregunta si, como escribía el otro día Arcadi Espada, debe el periodismo participar en la organización de una farsa

Tras conocer la última noticia informando de como la Policía del aeropuerto de Zaventem-Bruselas ha decidido activar de nuevo la convocatoria de huelga que había lanzado antes de los trágicos atentados del 22 de Marzo, puede parecer que el título de este artículo sea cortoplacista, pero es la cruda realidad, que desde ya hace tiempo los analistas en seguridad y defensa llevan haciendo; y para confirmarlo está la hemeroteca.

Mientras deciden si se reúnen los equipos o los líderes a tres o a cuatro, va pasando inexorablemente el tiempo y se acerca el fatídico dos de Mayo, ya sin vuelta atrás.

Poco más de tres semanas, algo menos de un mes. Es lo que nos falta para que se cumpla el fatídico veredicto que se teme ya casi un ochenta por ciento de los españoles sometidos a diversos sondeos.

Llevo una temporada dándole vueltas en la cabeza a algo que nunca antes me había preocupado: la envidia, envidia sana como decían nuestros mayores, a los himnos y banderas de algunos países y sobre todo al respeto que muestran los ciudadanos de esos lugares cuando suena en actos oficiales.

No sé ustedes pero yo no me termino de aclarar sobre si finalmente va a ser posible un acuerdo entre el PSOE-PODEMOS-Ciudadanos o si las cosas están donde estaban.

En las últimas Navidades, antes de la llegada de los Reyes Magos, me jugué dos cenas con otros tantos amigos a que Pedro Sánchez sería presidente del Gobierno, con el apoyo implícito o explícito de Podemos.

El cansancio ha tomado cuerpo en la opinión pública. Después de más de cien días sin Gobierno y con estudiadas escenas de encuentros y desencuentros, con paseo y libro dedicado incluidos, nos encontramos, además de cansados, en una especie de túnel o de laberinto, en el que, sin duda, falta la transparencia prometida. 

Nunca había caído en lo similar de sus nombres, y ahora que no está ninguno y se repasan sus carreras para ponerlos en valor es curioso la de similitudes que se pueden encontrar.

Mariano Rajoy no se mueve. Está a la espera del resultado de las maniobras de Pedro Sánchez empeñado en cazar con Pablo Iglesias y en pescar con Albert Rivera.

La Unión Europea no puede seguir ignorando la deriva autoritaria del presidente Erdogan por más que la canciller alemana Angela Merkell se empeñe en hacer la vista gorda con tal de que Turquía empiece a hacerse cargo de los refugiados que han llegado a la puerta de Europa huyendo de la guerra.

Salvo en China, parece que nadie sabe qué hacer con un jarrón chino. Se les sabe valiosos, pero de difícil encaje ornamental.

No hay causa más justa que la de los trabajadores del campo, y, en particular, la de los trabajadores del campo andaluz, que han sufrido secularmente como ningunos otros las sevicias de la explotación más degradante y despiadada. 

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han reunido para explorar si es posible sacar adelante una investidura antes de volver a convocar a los ciudadanos a las urnas para ver si han cambiado de opinión desde el pasado 20 de diciembre. 

Iglesias y Sánchez han realizado la escena del sofá, pero eso no garantiza que pueda haber un Gobierno a la vista porque aunque Pablo Iglesias haya hecho ostentación de estar dispuesto "a no ser vicepresidente" -pero, hombre, ¿no decíamos que el hambre de cargos era un mal de la casta?- si eso impide un acuerdo de progreso y de cambio, hay muchos problemas de fondo por resolver. 

Se necesita escasez de responsabilidad política para que todos hayan traspasado la frontera de los cien días sin haber dado ni un solo paso hacia la solución del terrorífico impasse con origen en las elecciones del 20 de diciembre.

Pese a que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han dado cita este miércoles, el aplazamiento del Congreso del PSOE parece indicar que en la cúpula socialista dan por hecho que habrá que repetir las elecciones. 

Mariano Rajoy ha rectificado su negativa a comparecer en el Congreso para informar sobre los últimos acuerdos de la última cumbre europea sobre los refugiados. 

César Alierta deja la presidencia ejecutiva de Telefónica. La compañía emitía ayer un comunicado en el que anunciaba este hecho y añadía que Alierta seguirá en el consejo de administración de la teleco y al frente de la Fundación Telefónica.

Suena el despertador, son la ocho de la mañana del Viernes Santo, sales a correr, desayunas, lees el periódico a ver qué ha escrito Arizmendi en opinión y Mendiburu en Desolvidar.

Pasado el corto paréntesis vacacional de la Semana Santa, ahora sí que empieza de verdad la cuenta atrás para la formación de un nuevo Gobierno, o en caso de no conseguirlo, para la celebración de unas nuevas elecciones.