"Lo que depende de nosotros es ser competitivos e inteligentes y saber que situación tenemos. Los futbolistas no lo terminan de ver, tenemos que cambiar el chip".
El hombre se quedó dormido al volante cuando viajaba a 100 kilómetros por hora. Un tanto de Kike Barja le despertó en el momento en que se encaminaba hacia un precipicio.