• jueves, 01 de mayo de 2025
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Opinión

En está tierra tan dada a inventarse tradiciones yo he inaugurado una: sentarme con un cucurucho de castañas en el monumento a los Fueros a mirar la Diputación, con su andamio.

Hace unos días nos dejó Leonard Cohen, la voz cálida y profunda que nos hacía más humanos, al menos mientras la escuchábamos. Hace sólo unas horas nos ha dejado Fernando Redón, un maestro de la arquitectura y de la vida, del oficio y la cultura, que nos hacía ser más sabios y mejores arquitectos, al menos cuando le hacíamos caso.

Tras la conmoción provocada por el triunfo electoral de Donald Trump, en el universo mediático navegan todo tipo de argumentos que intentan aportar luz acerca del porqué de tan inopinada victoria.

Ahora que ha comenzado la legislatura no estaría de más que sus señorías empezaran a prestar atención a algunos de los problemas más graves que aquejan a nuestra sociedad. Por ejemplo el acoso escolar.

El trabajo de los niños es estudiar, esto es, instruirse, hacer acopio de conocimientos, prepararse para la vida futura, y su taller, su lugar de trabajo, es el colegio.

Aprovechando que las calles se llenan ya --¡ya!- de luces navideñas, contentos todos porque no nos hacen nuestros políticos ir a votar ni el 25 ni el 18 de diciembre, me gustaría dirigir una carta de reyes magos -bueno, de PP-Noël- a los actuales rectores de nuestros destinos.

Según define la RAE un patinazo es un desliz notable en que incurre alguien, ahora bien, el de la responsable de sensibilización de Cáritas Salamanca fue de sobresaliente cuando menos.

¿Es viable el actual Estado español? ¿Existe una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica? ¿Es realmente independiente el poder judicial? ¿Funcionan los reguladores de la competencia? ¿Representan los diputados a los ciudadanos o más bien a los partidos que los ponen en una lista? ¿Tiene sentido que una cuarta parte de la economía española sea sumergida...?

Por absurda que pueda sonar la frase de Pablo Iglesias sobre la necesidad de dar miedo, dicha en una democracia y tan lejos de Alepo, no cabe duda de que es una eficaz arma electoral en una sociedad adormecida en el confort.

El jueves arranca formalmente la legislatura en el Congreso de los Diputados, pero el gobierno no ha parado desde que Mariano Rajoy consiguiera ser investido y días después nombrara a los miembros de su ejecutivo.

Pues ya tenemos todos los datos sobre la mesa de trabajo. Incluyendo una parte del panorama exterior, que se completará en 2017 con algunas cruciales elecciones europeas:

Albert Rivera, líder de Ciudadanos, está siendo criticado por haber dicho que en el transcurso de la visita oficial a Arabia Saudita Felipe VI debería aprovechar la oportunidad para defender los derechos humanos.

Una vez sabido que el nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, no dará patadas al tablero, a pesar del agresivo populismo desplegado durante la campaña electoral, los directivos de las aproximadamente setecientas empresas españolas instaladas en los EE. UU., (ojo, las instaladas en aquel país, en aquel mercado interior, no confundir con las que exportan bienes o servicios, que son muchas más) han respirado más aliviadas.

¿A dónde va América con Donald Trump? La noche electoral ha sido una de las más tristes de las últimas décadas, salvo para los partidarios del nuevo presidente.

Hace ya más de medio siglo, en un enero de 1961, el nuevo presidente de Estados Unidos, John Ftiszgerald Kennedy, pronunció un hermoso discurso donde deslizó alguna de las frases que luego serían repetidas y quedarían para la posteridad. 

Las elecciones norteamericanas han dejado un montón de preguntas con difícil respuesta. La primera es cómo es posible que haya ganado Donald Trump, y la segunda es ¿y ahora qué?

¡Cuánto tenemos que aguantar en Navarra desde que gobierna el cuatripartito! La opresión, hasta conseguir la asfixia, que ejercen sobre todo aquello que no sea de su inclinación política ha llegado al punto del totalitarismo.

Lo que parecía imposible se hizo realidad. Frente a todos los pronósticos, Donald Trump será el próximo presidente de los EEUU.

Este jueves el Gobierno Vasco organiza lo que han bautizado como "Día de la Memoria" con un acto en el que se recordará a "todas las víctimas de la violencia".

Como le ocurrirá al 90% de los españoles, me sigo preguntando cómo es posible que el PSOE haya acumulado ese caudal de errores y torpezas, algunas descomunales, que le han conducido a la situación que refleja el barómetro del CIS, con ese descenso a los infiernos del partido de no sé quién, pues vaya usted a saber con qué nombres podemos identificar ahora mismo al histórico partido fundado por Pablo Iglesias, el otro, hace ya camino del siglo y medio.

Vistos los resultados del barómetro del CIS es difícil sustraerse a la melancolía. El mismo sondeo que nos dice que la corrupción ocupa el segundo lugar en el escalafón de las preocupaciones de los ciudadanos refleja el crecimiento del Partido Popular (34,5% de los votos) respecto de los resultados obtenidos en las elecciones de junio.

El otro día recordaba El Mundo que cuando Álvaro Nadal nuevo ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital llegó a la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno, a finales de 2011 ordenó a su equipo aplicar lo que él llamaba "la política de los tres carteles" a todo gran empresario o lobby que apareciera por Moncloa.

Mucha gente se pregunta cómo es posible que Donald Trump haya conseguido llegar a las puertas de la Casa Blanca. Sobre su extravagante personalidad está todo dicho.

Uno de los grandes déficit españoles es el terco desconocimiento de nuestra propia historia. Una ignorancia que, unida a clichés y sectarismos ideológicos, se traduce en desafecto y desprecio.

Para los españoles, y para el conjunto de los europeos, la cosa está clara: una victoria de Trump en las elecciones norteamericanas, que ese personaje tan atípico, por decirlo de manera elegante, se convirtiese en el presidente de los Estados Unidos, sería una auténtica catástrofe para el país, para el continente, para el mundo. 

Mientras rezamos para que los americanos no se vuelvan locos y elijan a Donald Trump para gobernar Estados Unidos y el mundo -aunque ni Estados Unidos ni el mundo son ya lo que eran- al reconfirmado ministro de Educación, Méndez de Vigo, le espera un arduo trabajo para conseguir el imprescindible -y casi imposible, Pacto por la Educación.

Terminó la provisionalidad del Gobierno que se ha prolongado durante más de 300 días, el Partido Popular con Mariano Rajoy al frente toma el mando para comenzar una legislatura con minoría parlamentaria donde el diálogo será pieza clave ¿Hablarán de toros?

Como un mantra, dirigentes populares, nuevos y viejos ministros y medios afines, repiten estos días el argumentario de que no se cambia de caballo a mitad de carrera para justificar el continuismo del nuevo gabinete. 

La frase es del nuevo ministro de Asuntos Exteriores del gobierno. Lo dijo ayer en su toma de posesión y creo que refleja bastante bien lo que acaba de ocurrir. 

Resulta curioso comprobar cómo tras cada discurso de investidura y tras cada cambio de Gobierno, cuando repite el partido que ya estaba en el poder, renace una palabra que esgrime la oposición sea esta la que sea, tanto en el PSOE como en el PP.

Un año después de cosechar el peor resultado electoral de su partido, de perder 63 escaños, de tener el peor dato electoral desde 1989 y pasar de una mayoría absoluta a no poder formar gobierno, Rajoy ha sido investido presidente de nuevo.

Hace ya tiempo que el Presidente del Gobierno abandonó el vicio del fumeque. Sin embargo, hay que reconocer, que ya es frase hecha eso de que "Rajoy se fuma un puro".

Hace tan solo una semana las encuestas auguraban que Hillary Clinton sacaba unos cuantos puntos de ventaja a Donald Trump, pero en política como en otros ámbitos de la vida no se puede dar nada por seguro porque lo mismo te aparece el Director del FBI y te manda al furgón de cola.

Intento repasar los momentos estelares de mi vulgar existencia, y como no soy Stefan Zweig, tampoco encuentro instantes especialmente esplendorosos, salvo los que suelen ser comunes a todos los mortales.

Pedro Sánchez se fue del grupo parlamentario el sábado 29, horas antes de la segunda votación a Rajoy, por no pasar el trago de obedecer un mandato del comité federal del PSOE. 

Habrá que esperar al próximo martes para salir de dudas pero, ordenadas y analizadas, las noticias que nos llegan desde los EE.UU. sugieren que Donald Trump puede ganar a Hillary Clinton y convertirse en el cuadragésimo quinto presidente de aquella gran nación. 

La diputada del PSC Mecá Perea tiene previsto preguntar al próximo titular del ministerio de Trabajo, que bien puede seguir siendo Fátima Bañez, por una decisión anunciada por la mismísima Bañez de permitir que aquellos mayores de 65 años que se hayan jubilado puedan cobrar la pensión y al mismo tiempo seguir haciendo algún tipo de trabajo.

Dentro de la Generalitat Valenciana hay una consellería en la que, menos peces, hay de todo: se denomina Consellería de Educación, Investigación, Cultura y Deporte, sin que incluya los grandes expresos europeos.

La dirección del PSOE ha abierto un expediente a los quince diputados que no cumplieron con la decisión adoptada por el Comité Federal de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy.

La detención hace pocos días en Calahorra de un ciudadano marroquí acusado de adoctrinamiento y enaltecimiento del terrorismo nos da pie para analizar la posible amenaza terrorista yihadista en Navarra.

Bueno la verdad es que yo tampoco había caído en ello hasta que, por los pasillos del Congreso en la última sesión de investidura, un colega veterano, con ocho apellidos catalanes al menos, que se desempeña en un medio de comunicación 'estatal' en Barcelona, me lo preguntó: "¿Quién crees", me dijo, "que va a ser el ministro de Rajoy para Cataluña?".

Mejor no hacer previsiones, ni diseñar planes. La política se parece mucho a la vida misma: cuando menos se espera surge un acontecimiento imprevisto, incluso no grave y pasajero, pero basta la mera sorpresa para que haya que volver a empezar.

Martín le jugó a Valverde con sus propias armas y acertó. Los rojillos supieron leer y desarrollar un partido intenso y de poder a poder hasta que los cambios y las fuerzas lo permitieron.

Quiso Pedro Sánchez acaparar este sábado un último cuarto de hora de protagonismo, saliendo ante los medios a anunciar su renuncia al escaño y sugiriendo que pasa a convertirse en un 'ala crítica' de su partido, frente a la postura errónea que, al parecer, él interpreta que representa la gestora a la que respalda Susana Díaz y que preside Javier Fernández.