- lunes, 21 de abril de 2025
- Actualizado 18:34
En septiembre de 2014, el ex honorable ex president de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, dijo, en su comparecencia en el Parlament, sobre el acto de destapar viejas corrupciones: "Si se va segando una parte de la rama, al final cae toda la rama y los nidos que hay en ella, y después caen todas las demás ramas".
Junto con un compañero, con el que cada día comparto unos minutos radiofónicos, tuve la oportunidad de mantener este fin de semana una larga conversación con un miembro del Gobierno que en estos momentos desempeña una de las más importantes funciones en conexión estrecha con La Moncloa y el equipo económico.
Asegura Rita Maestre que lo que tiene el PP de Mariano Rajoy es "la unidad uniforme". Lo que, dados los resultados se ha visto en Podemos, será, entonces, la "desunión uniforme", mientras en el PSOE lo que hay debe ser "la unidad desuniforme", trufada de promesas de Susana Díaz que no acaban de concretarse, de amagos de Pedro Sánchez y de una cierta desesperación de Patxi López que tiene que combatir al que apoyaba antes porque no puede atacar a la que aún no se ha presentado.
Con la que les está cayendo encima -primeras y fortísimas condenas de la Gürtel, declaración de nueve empresarios valencianos, afirmando, a cambio de una reducción de condena, que financiaron ilegalmente al Partido Popular de Francisco Camps (aquel señor de quien Mariano Rajoy afirmó su profunda amistad y una inquebrantable decisión de estar siempre con él, junto a él o detrás de él), citación para declarar , el próximo lunes, de la ex ministra Mato, esposa de Jesús Sepúlveda, de Gema Matamoros, esposa del ex alcalde de Majadahonda, Guillermo Ortega , y del propio partido, acusados de lucrarse con las dádivas emanantes también de la Gürtel- el PP prepara la apertura de su congreso con el interesantísimo y trascendental debate sobre si el pájaro que ilustra su logotipo es una gaviota o un charrán.
Hay ocasiones en las que a uno apenas le queda el recurso de la carta abierta, que es la antesala del pataleo, confiando en que, de alguna manera, la botella lanzada por uno, en adelante el náufrago, llegue a las playas doradas de quienes dicen que quieren salvarnos de la isla desierta en la que vivimos quienes no hemos encontrado ni puerto ni refugio en unas siglas.