No importa tanto el hecho de que Osasuna no llegara a entre los tres palos de Joel durante todo el partido tanto como la sensación de agotamiento que mostró el equipo, caído ya a los puestos de descenso.
Un zapatazo de Facundo Roncaglia rompió la igualdad del choque de trenes en el centro del campo, en un partido con pocas ocasiones y que Osasuna apuntaló el cansancio rival
El Levante desnuda a Osasuna, que paga muy caro la falta de apoyo de su jugador número 12 y cae merecidamente en su regreso a El Sadar. Hay tiempo para rectificar.