- miércoles, 03 de septiembre de 2025
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Miguel Iceta ha ganado las primarias y se convierte de nuevo en secretario general del PSC. Lo que le espera no es fácil, amarrado a su promesa de votar no a la investidura de Mariano Rajoy. La única ventaja que tiene en este asunto es que la otra candidata, que ha perdido por poco, también está en la misma posición.
Sirva el magnífico título de la obra de John Reed sobre la revolución soviética, 'Diez días que cambiaron el mundo', al que ocasionalmente acudo para parafrasearlo en mis crónicas, para adelantar lo que va y no va a ocurrir en los próximos diez o quince días en España: va a cambiar mucho para que no cambie absolutamente nada.
Anda en estos días el presidente de la gestora del PSOE, el asturiano Javier Fernández, intentando empezar a recomponer y a restañar los profundos desgarros que dejaron en las filas socialistas el bochornoso espectáculo protagonizado dentro y fuera del Comité Federal el pasado uno de octubre.
La política se complace en la ironía. Hemos asistido a la apertura de juicio de uno de los más nombrados casos de corrupción: el "caso Gürtel", en el día en el que se conmemora la implantación del calendario gregoriano (4 de octubre de l582), el hecho que dio pié a la legendaria historia de los "10 días que nunca existieron".
La famosa obra de John Reed, referente a la revolución rusa de octubre de 1917, 'diez días que cambiaron el mundo', me viene al pelo para titular este comentario, que piensa, precisamente, en la 'revolución' que, necesariamente, vamos a vivir en las estructuras políticas españolas desde este sábado, comité federal del PSOE, hasta que, el día 31, acabe el plazo para lograr una investidura y haya que convocar elecciones.
Culpar de todo a Pedro Sánchez, abroncar a los críticos, mirar bien o mal a Susana Díaz, asistir atónitos a lo que está pasando en el PSOE, es, tal vez, quedarse en la anécdota, en la explosión sin más porque alguien tuvo que poner la dinamita antes para que ese gran edificio de casi siglo y medio se esté viniendo debajo de la noche a la mañana.
Observando la lucha cainita que devora al PSOE y las maniobras del sector crítico para defenestrar a Pedro Sánchez como panacea para solucionar la crisis que aqueja a este partido que últimamente cuenta las elecciones por derrotas me ha venido a la memoria una frase atribuida a Manuel Azaña.
La ambigüedad pos electoral de Pedro Sánchez, esa que le llevó a decir que "no es no" a Rajoy pero también que no habría terceras elecciones, tenía una razón en clave interna del PSOE que, al despejarse, ha propiciado la guerra abierta entre el secretario general y los dirigentes regionales.
Comprendo que el hecho de que uno, que no es nadie, diga que no entiende a Pedro Sánchez, al secretario general del PSOE y candidato a lo mismo y a la presidencia del Gobierno de España, eso le importe un pito. Aunque, la verdad, seamos legión los que, desde posiciones que algún día fueron de simpatía hacia él, afirmamos ahora nuestra incapacidad de saber a qué diablos responden sus salidas.