- sábado, 03 de mayo de 2025
- Actualizado 18:20
Observando la lucha cainita que devora al PSOE y las maniobras del sector crítico para defenestrar a Pedro Sánchez como panacea para solucionar la crisis que aqueja a este partido que últimamente cuenta las elecciones por derrotas me ha venido a la memoria una frase atribuida a Manuel Azaña.
En principio, y vistas las cosas desde un observatorio neutral, Madrid, aunque con esporádicas incursiones en Galicia y País Vasco, doy como bastante probable que los dos jefes de los respectivos gobiernos autonómicos, Núñez Feijóo y Urkullu, van a mantenerse en sus cargos tras las elecciones de este domingo.
No por esperado deja de ser sorprendente que, en este país, los nacionalistas catalanes cada vez que se enfrentan a la Justicia porque vulneran la ley conviertan el hecho en un "numerito" de agitación, en una arenga de consumo interno para abundar en un víctimismo que ya no cuela.
Un mínimo análisis de las encuestas en varios periódicos de este domingo nos lleva a la conclusión de que Núñez Feijóo logrará la mayoría absoluta en Galicia y de que Urkullu podrá seguir gobernando en Euskadi con ayuda del PSE y quizá, sugiere algún sondeo, también necesite al PP.