Muebles Ilundáin cumple 60 años de vida en Pamplona. Es un negocio familiar que atiende actualmente Adriana Ilundáin Purroy, una de las hijas del matrimonio formado por Pedro Ilundáin y Rosa Purroy, en la calle Francisco Bergamín 12 del segundo Ensanche.
Es un establecimiento que está muy cerca de otros que hemos conocido en esta sección de comercio local, como por ejemplo La Fogoneta Culibar o la ecotienda Gorosti.
Pedro Ilundáin Noáin y su esposa Rosa Purroy Lecumberri abrieron la tienda que ha vivido en cuatro locales. El primero en la calle Ansoleaga en 1963. Poco después en la calle Tajonar. En 1974 se trasladaron a la calle Castillo de Maya y desde hace tres años están en un local más amplio con mucha luz natural en la calle Bergamín.
"Mi familia por parte de madre vienen de la tienda juguetes Purroy y mi padre era muy emprendedor y muy movido. Trabajó en Ciclos Noáin con su tío y decidió con 25 años ponerse por su cuenta en 1963 cuando la calle Tajonar apenas tenía vida. Puso un cartel enorme que daba luz a todo el barrio", indica Adriana.
"Tuvo mucho éxito y se le quedaba chiquita la tienda. Se fue a la calle Castillo de Maya donde vendía de todo, regalos, electrodomésticos... Luego se fue a lo que hoy es un gimnasio en la misma calle. Mis hermanos Alejandro, Miren y Maialen pusieron sus tiendas y yo me quedé con el negocio", señala Adriana.
Tras el confinamiento llegó el último cambio de local: "Nos fijamos en la tienda actual que era propiedad de un cliente nuestro. Tiene un pedazo de escaparate con luz natural y me tiré la manta a la cabeza. La verdad es que ha sido de diez. Tenemos los mismos clientes que antes y los nuevos nos descubren. Una maravilla. Hemos dejado las letras de Muebles Ilundáin de siempre en la fachada".
Adriana explica el secreto de su éxito: "No hemos cambiado ni un solo fabricante de una calidad muy buena. Vendemos un producto de muy alta calidad a un precio medio tirando a bajo porque puedo recortar".
"La gente se sorprende cuando ve el precio y el truco está en el descuento que me hace el fabricante, el que hago yo y me puedo permitir al no tener cinco empleados", comenta la dueña de la tienda.
"Estoy muy contenta. Es un orgullo y nos hemos comido todas las crisis. Salir de todas y mantener a mi me da mucho orgullo por mis padres. Lo he mamado desde los 15 años y tengo 53. Me parece lo normal", señala Adriana.
La madre de Adriana, Rosa Purroy, nos ha explicado: "A los 22 años me casé y a los 26 pusimos el negocio y he estado trabajando hasta la pandemia. Tengo recuerdos buenos y otros muy duros por las crisis. Hemos tenido casi hasta 18 personas, pero tengo mucha alegría".
"El resumen es muy positivo dentro de que pasas malos momentos. El balance es positivo. Veo a mi hija que vale un valer. Es una fiera vendiendo. Reconozco que ha heredado, ha sumado, de su madre y de su padre", concluye Rosa Purroy.
